Mucho se ha investigado respecto a los efectos que producen las pastillas anticonceptivas en la salud de las mujeres. No son pocas las marcas que anuncian en sus publicidades que su producto no ofrece «ninguna consecuencia negativa» en el organismo.
Sin embargo, resulta sencillo imaginar que un fármaco de este tipo sí tiene un impacto en el buen funcionamiento del cuerpo. A su vez, miles de mujeres alrededor del mundo presentan síntomas relativos a un desequilibrio con la glándula tiroides. Entiende el vínculo que existe entre las pastillas anticonceptivas y sus efectos en las glándulas.
La conexión entre el fármaco y la disfunción tiroidea
Aunque pesa menos de 28 gramos, la glándula tiroides cumple funciones muy importantes en el organismo. Afecta desde el sistema inmunológico hasta el metabolismo. Las mujeres que sufren, por ejemplo, de hipotiroidismo experimentan síntomas como aumento de peso, depresión e incluso problemas cardíacos.
De acuerdo con la médica funcional y naturópata Jolene Brighten, tanto el hecho de ingerir las pastillas como dejar de tomarlas puede provocar desequilibrios hormonales que desaten a su vez desequilibrios en el funcionamiento de la glándula. La experta en salud femenina alerta que las píldoras hacen que la mujer obtenga un exceso de estrógeno. Como consecuencia, se reducen las funciones tiroideas e incluso pueden aparecer enfermedades que afecten el sistema inmune.
El impacto del estrógeno
Al parecer, una vez que la mujer ha dejado de tomar la píldora, los síntomas de estos desequilibrios pueden seguir apareciendo hasta un año luego de la fecha en que se abandonó la ingesta. Esto se debe a que las dosis altas de estrógeno que ingresan por medio del fármaco aumentan la globulina fijadora de tiroxina conocida como GFT. Se trata de una glucoproteína que compromete el funcionamiento de las glándulas. Cuanto mayores sean los niveles de GFT, menos hormonas tiroideas habrá disponibles.
La glándula tiroides y las deficiencias nutricionales
Las pastillas anticonceptivas también disminuyen la cantidad de nutrientes esenciales para el buen desempeño de las glándulas, según Brighten. La tiroides necesita selenio, cromo, zinc y yodo para trabajar la tirosina y conformar la hormona T4. Si el cuerpo no cuenta con la cantidad suficiente de estos nutrientes, la glándula no podrá funcionar de manera adecuada.
Como si fuera poco, la píldora también aumenta la inflamación ya que convierte la TR en T3 inversa; es decir, la convierte de tal forma que el cuerpo no puede utilizarla. De esta forma, se generan síntomas como exceso de grasas y agotamiento.
Los expertos recomiendan realizarse exámenes de sangre en los que se evalúe el desempeño completo de la hormona estimulante de la tiroides (TSH). Además, resulta fundamental recalcar la importancia de un buen funcionamiento del metabolismo, por lo que hace falta una dieta saludable y equilibrada.
El descanso también es un factor decisivo a la hora de pensar la buena salud de la glándula tiroides. En caso de que tomes la píldora y observes algunos síntomas extraños que te generen dudas, consulta con un especialista y piensa en las diferentes opciones que existen además de la toma de fármacos.