Ya es sabido que las bebidas azucaradas no son buenas para la salud y ocasionan un aumento de peso. Contrario a ese tipo de bebidas, el agua es la más saludable de todas y recomendada para la buena salud de la piel y el organismo en general.
Incluso es considerada la bebida más sana de todas. ¿Pero qué pasa con el agua con gas?
Un tanto engañosa…
Son muchas las personas que prefieren el agua con gas por su aspecto burbujeante. Si bien muchos aseguran que el agua con gas no obstaculiza la dieta y tiene la misma capacidad de hidratación que el agua normal, un estudio sostiene que podría generar una sensación de apetito mayor en quienes la consumen.
Si bien es claro que el agua con gas no tiene azúcar, sodio y calorías vacías que sí tienen las bebidas azucaradas, el nuevo estudio realizado por académicos de la Birzeit University y publicado en Obesity Research & Clinical Practice, sostiene que en vez de saciarte, el dióxido de carbono presente en el agua puede impulsarte a comer más.
El efecto del dióxido de carbono en el organismo
Al parecer, cuando ingerimos el gas en una bebida tiene un efecto en la hormona clave del hambre llamada ghrelina. El estudio fue realizado en roedores y los científicos encontraron que a los que se les administraban las bebidas gaseosas, aumentaban de peso (incluso con las bebidas sin calorías), mientras que con las bebidas sin gas, no se detectaba un aumento de peso.
El dióxido de carbono fue el responsable de alentar a los roedores a comer un 20 % más de lo normal.
El estudio ha generado gran controversia y muchos aseguran que dado que el estudio fue realizado en animales, podría no tener los mismos resultados para los humanos. Sin duda se necesitan más estudios para comprobar esta teoría. ¿Te lo esperabas?