¿Puede alguien sentirse como si estuviera borracho sin haber probado ni una gota de alcohol? Pues sí, es posible, y seguro que todos hemos tenido esa sensación varias veces en nuestra vida. La causa no es otra que la falta de sueño tal y como revela un nuevo estudio realizado en la Universidad de Los Ángeles. Sus autores afirman que la fatiga derivada de dormir mal durante un período prolongado de tiempo, provoca en el cerebro los mismos síntomas que el exceso de alcohol, haciendo que la comunicación entre las neuronas se ralentice, y que se entorpezca el mecanismo para formar los recuerdos.
Los autores de la investigación realizaron un experimento con varias personas a las que mantuvieron más de veinticuatro horas despiertas, y a las que conectaron electrodos para monitorizar su actividad cerebral, especialmente en el lóbulo temporal. Luego les pidieron que clasificaran una serie de imágenes en varias categorías, y lo que observaron fue que cuanto más somnolientos estaban, más les costaba realizar esa sencilla tarea. Lo que ocurría era que la falta de sueño interfería con la capacidad del cerebro para codificar e interpretar la información que recibía a través de los estímulos visuales.
A nivel práctico, el efecto sobre un conductor sería el mismo que si hubiera bebido ya que, en ambos casos, la persona percibe lo que está pasando a su alrededor con más lentitud, y tardaría más tiempo en reaccionar. Pero, ¿por qué sucede esto?
Pues, tal y como revelan los resultados del estudio, lo que ocurre es que mientras una parte del cerebro está despierta y activa, la falta de sueño (al igual que el alcohol) provoca que determinadas regiones del mismo permanezcan adormecidas o que solo funcionen a intervalos, dificultando la comunicación entre las neuronas y afectando al funcionamiento normal de dicho órgano.