Si te dicen que el agua ha matado a alguien, lo primero que se te ocurre es que esa persona se ha ahogado, ya sea en el mar, en un río o en su propia bañera, pero no solemos imaginar que el agua que ha bebido sea la causa. No estamos hablando de agua contaminada o envenenada, sino del líquido limpio y claro que bebemos todos los días. Se llama Hiperhidratación, y es la intoxicación por agua que puede llevarte a la muerte.
Hiperhidratación, la mortal intoxicación por agua
Según Supercurioso, hablan del caso de Jennifer Strange, una mujer, madre de dos hijos que murió tras acudir a un concurso radiofónico para ganar una consola Wii. ¿Qué tiene que ver esta mujer con la hiperhidratación? Pues que esa fue la causa de su muerte.
El concurso consistía en beber la mayor cantidad de agua posible sin ir al baño. Jennifer bebió 7’5 litros en menos de 2 horas y quedó en segundo lugar. Primero comentó jocosamente que tenía tanta barriga como cuando estaba embarazada de sus hijos, pero más tarde se quejó de dolor de cabeza y de estómago. Tras perder el concurso se fue para casa. Unas horas después la encontraron muerta. Había fallecido por hiperhidratación.
La hiperhidratación se conoce también como “intoxicación por agua” y es el cuadro clínico que se produce cuando el cuerpo tiene un súper exceso de agua. Es decir se ha consumido más agua de la que se puede eliminar. El ser humano, si no tiene problemas de salud especiales, es capaz de consumir hasta 7 litros de agua en un día sin problema. Eso sí, no más de 1’5 litros a la hora como máximo. Si se bebe más líquido del que se es capaz de eliminar aparece la intoxicación por agua.
Cuando bebemos demasiada agua en un espacio corto de tiempo, el sodio en nuestra sangre se diluye y se aumenta la producción de una hormona llamada “antidiurética”. El liquido fuera de las células tiene menor concentración de sodio y electrolitos que en el interior de estas, para equilibrar esta situación el liquido se mueve hacia ellas y las células se hinchan. El cerebro y los órganos anejos son los más afectados ya que las células así engrosadas provocan una gran presión intracraneal. Si el nivel de sodio es inferior a 100 mmol/L, hay muchas probabilidades de que se produzca un edema cerebral que derive en un coma irreversible e incluso una sobrepresión que afecte al bulbo raquídeo produciendo una disfunción del sistema nervioso central, llegando a no regular la respiración.
Los síntomas son dolor de cabeza, irritabilidad, confusión, somnolencia, dificultad para respirar, debilidad, espasmos, náuseas, vómitos y muchos otros. Para una persona con una actividad normal es muy difícil padecer hiperhidratación, pero hay algunos colectivos como los corredores de maratones u otros deportes de resistencia, los bebés menores de 9 meses debido a su baja masa corporal, los trabajadores en condiciones extremas de calor y humedad o los consumidores de éxtasis, que pueden llegar a beber más agua de la que su cuerpo puede tolerar.