El flujo vaginal es una secreción o líquido que es totalmente natural. Sin embargo, cuando cambia de color, aspecto o cantidad, hay que prestar atención ya que puede ser indicio de una infección o enfermedad.
Hay diferentes variaciones del flujo vaginal, desde transparente hasta verdoso o marrón. Algunas variaciones son naturales y no generan problemas, mientras que otras indican que algo no está bien.
¿Por qué tenemos flujo?
Todas las mujeres en edad reproductiva enfrentamos variaciones hormonales que producen diferentes tipos de secreción vaginal que son comunes y naturales. Durante la ovulación, es común una sustancia transparente, después de la menstruación, lo estándar es que sea de un marrón oscuro.
Sin embargo, hay otras coloraciones que requieren de nuestra atención. Asociado al flujo, factores como dolor en las relaciones sexuales, olores fuertes o dolor para orinar, también pueden ser señal de alguna enfermedad y en esos casos es conveniente consultar al ginecólogo.
También puede ser que no tengas ningún tipo de flujo, y eso es natural, siempre y cuando la sequedad no genere irritación o incomodidad.
Flujo de color claro
El flujo de color claro como una clara de huevo, es una secreción estándar, y es más probable cerca del comienzo del ciclo menstrual. Si no hay otros síntomas, como picazón o mal olor, es una secreción perfectamente normal.
El período fértil varía según cada organismo, aunque suele ocurrir alrededor del decimocuarto día del ciclo.
Flujo de color amarillo
El flujo de color amarillo puede ser una señal de alguna infección vaginal como la tricomoniasis, que es causada por un parásito ubicado en la vagina o uretra y que provoca dolores y heridas en la zona.
Si el flujo es de color amarillo o también de un verde espeso, puede ser un signo de otros tipos de infección, como una infección de transmisión sexual del tipo de la clamidia o gonorrea. Por eso es importante consultar con especialistas en ginecología, quienes harán las pruebas pertinentes para identificar lo que sucede.
Flujo blanco y pastoso
Cuando el flujo es blanco pastoso, similar a una nata, necesita de tu atención, ya que generalmente es un sìntoma de infección por hongos. La candidiasis vaginal es una infección común en la vagina, que suele causar también picazón, dolor y enrojecimiento en la zona.
Flujo de color gris
Un flujo de color grisáceo acompañado de un fuerte olor, puede ser un síntoma claro de infección bacteriana.
Si bien no todos los olores son causados por una infección, incluso la causa puede deberse a algo simple como la alimentación, se recomienda consultar al ginecólogo para descartar que se trate de algo serio.
Flujo marrón
En el caso del flujo de color marrón, ocurre al final del ciclo, cuando hay poca sangre menstrual en el interior de la vagina.
Si bien es un cambio de color notorio, este tipo de flujo es perfectamente común. No obstante, deja de ser saludable cuando permanece por muchos días o está acompañado de un mal olor.
Flujo con sangre
El flujo con sangre no es natural, según especialistas, se relaciona con lesiones en el cuello del útero o con cambios hormonales.
Si experimentas un flujo de este tipo, se recomienda consultar a un especialista para ver qué es lo que está sucediendo y cómo proseguir.
La importancia de la consulta ginecológica
Hay diferentes tipos de flujo vaginal que pueden aparecer, algunos naturales que ya conocemos y otros que pueden requerir de una consulta médica. Es muy importante que si tienes un flujo que no es natural, por su color, su textura o su olor, consultes en ginecología para encontrar el tratamiento más adecuado.
Especialistas de toda la comunidad médica también sostienen que algunos hábitos pueden contribuir a la aparición de algunos flujos, y estos son el estrés, la ropa apretada, el uso de protectores diarios en exceso y una mala alimentación, factores que pueden alterar el ambiente vaginal y propiciar que se generen bacterias o hongos que deriven en infecciones.
Ahora que ya conoces los diferentes tipos de flujo que merecen tu atención, debes estar atenta y consultar a tu ginecóloga o ginecólogo en caso de que aparezcan.