Al igual que una planta se marchita ante la carencia de líquido y el exceso de sol, así nuestro cuerpo comienza a dar claras señales ante la falta de agua en el organismo. Y es que, aunque se dice que para evitar problemas de salud y mantener una hidratación óptima es fundamental beber entre 6 o 8 vasos de agua al día, en realidad esto es relativo porque podemos obtenerla también a través de frutas y verduras.
Si bien es cierto el consumo diario de agua es uno de los hábitos saludables que todas las personas deberían incorporar en sus rutinas, también en exceso puede generar trastornos. Pero el agua desempeña un papel muy importante en la salud al intervenir en las funciones de todos los órganos, pues su absorción en el cuerpo optimiza la circulación, mejora el proceso de oxigenación celular y ayuda a mantener los tejidos en buenas condiciones. Además, es esencial para los procesos de desintoxicación que cumplen los sistemas excretores del cuerpo, ya que se une con los desechos para facilitar su eliminación.
Sin embargo, lo que pasa es muchos no consumen las cantidades adecuadas y, como consecuencia, el organismo debe multiplicar sus esfuerzos para cumplir con sus labores.
Posiblemente al principio no provoca efectos, pero poco a poco la deshidratación se manifiesta con síntomas que pueden afectar la calidad de vida, por lo cual es primordial saber reconocer sus señales y, tras identificarlas, incrementar la ingesta de líquidos lo antes posible.
– Estreñimiento: Este trastorno digestivo se caracteriza por la incapacidad o dificultad para eliminar las heces con regularidad, desencadenando una reacción inflamatoria en el intestino y alterando la actividad de las bacterias saludables, lo cual provoca acumulación excesiva de gases.
Su aparición puede darse por las malas elecciones alimentarias, aunque también es frecuente en aquellos que no toman suficiente agua que actúa como un lubricante intestinal, facilitando el transporte de los desechos hasta que pueden ser eliminados.
– Resequedad: El aspecto seco y opaco que adquiere la piel es considerado una de las primeras señales de deshidratación, ya que, aunque estos síntomas pueden producirse por factores externos, no hay que ignorar que la falta de líquido es una causa principal.
El agua participa en el transporte correcto de la sangre a través de las venas, lo cual es clave para mantener una óptima producción de aceites en la piel, de lo contrario, las células de la dermis se van secando y no se produce el proceso de regeneración.
– Lengua y boca seca: La insuficiencia de líquidos en el organismo puede provocar la sequedad de la lengua y la boca, reduciendo la producción de saliva, algo que suele manifestarse con una constante sensación de sed que, por lo general, se mitiga al ingerir agua en su estado natural.
– Bolsas y ojeras: Otra de las consecuencias estéticas del poco consumo de agua diaria son las ojeras y bolsas que se forman en el contorno de los ojos producidas porque la deshidratación genera retención de líquidos e inflamación, ya que la poca agua interfiere en la actividad del sistema circulatorio, impidiendo que la sangre oxigene las células de forma adecuada y esto sumado al hecho de la retención de toxinas, inevitablemente afecta la salud cutánea.
– Músculos dolorosos:Pueda que esto le parezca un poco curioso pero resulta que también el escaso consumo de líquidos saludables como el agua es un factor que influye en la recurrencia de los dolores musculares, pues es un factor esencial para equilibrar los electrolitos del cuerpo, sustancias que regulan la salud muscular. Los músculos necesitan mantenerse hidratados para conservarse fuertes y libres de inflamación.
– Migrañas: Los dolores de cabeza fuertes, como los característicos de las migrañas, tienen mucho que ver con la falta de agua en el organismo, porque la deshidratación afecta la capacidad para oxigenar las células y transportar los nutrientes, incrementando el estrés y la tensión en el cráneo. Como podemos ver, los líquidos son necesarios para mantener en buen funcionamiento el sistema nervioso y la actividad hormonal.
– La orina: No es necesario hacer exámenes profesionales para detectar que el organismo está deshidratado y requiere líquidos de manera urgente. Basta con analizar los hábitos de micción para sospechar que la falta de agua está afectando los riñones.
La persona empieza a ir con menos regularidad al baño y, al hacerlo, su orina tiene un tono amarillo más fuerte y posiblemente debido al poco líquido, el olor sea más fuerte de lo habitual.
Algunas veces se produce el deseo de orinar, pero al ir al baño no se expulsa nada y la posibilidad de sufrir infecciones urinarias incrementa de forma alarmante.
Para evitar cualquier complicación asegúrate de tomar entre 6 y 8 vasos al día, además de ingerir alimentos hidratantes como las frutas y vegetales.