Madrid, 2 oct (EFE).- Desayunar bien no solo es importante, sino que tomar un desayuno pobre o saltarse este hábito puede considerarse un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares como lo son el tabaco, el colesterol o el sedentarismo.
Así lo advierte hoy un estudio realizado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III de España (CNIC) y publicado en The Journal of American College of Cardiology.
El estudio "Progression and Early Detection of Atherosclerosis" explica que desayunar unas cien calorías, es decir, menos del cinco por ciento de las 2.000 calorías diarias recomendadas para una dieta completa, duplica el riesgo de lesiones ateroscleróticas.
La investigación, liderada por el director general del CNIC, Valentín Fuster, hizo un seguimiento a largo plazo de la salud de 4.000 personas de mediana edad que fueron controladas para determinar la prevalencia y progresión de las lesiones ateroscleróticas latentes (llamadas "subclínicas" porque no muestran síntomas).
Los investigadores estudiaron la asociación de dichas lesiones con factores moleculares y ambientales, como los hábitos alimentarios, la actividad física, los biorritmos, las características psicosociales y la exposición a contaminantes ambientales.
Y es que edades tempranas, las placas ateroscleróticas (acumulación de grasas en las paredes de las arterias dentro del proceso llamado aterosclerosis) ya empiezan a desarrollarse, aunque no haya síntomas (aterosclerosis subclínica).
El objetivo del estudio, que se ha realizado en colaboración con el Banco Santander, era caracterizar la asociación entre diferentes patrones de desayuno y los factores de riesgo cardiovasculares, y, en particular, si saltarse el desayuno normal se asocia con aterosclerosis subclínica.
Para ello se analizó la presencia de placas ateroscleróticas en diferentes regiones: arterias carótidas y femorales, aorta y coronarias, en una población sin antecedentes de enfermedad cardiovascular, explica el CNIC en una nota.
En este trabajo, el 20 % de los participantes tomaba un desayuno con alto valor energético (20 % de las calorías diarias), el 70 % un desayuno de bajo valor energético (entre 5 y 20 % de las calorías diarias), y el 3 % desayunaba muy poco o nada (5 % de las calorías diarias) y apenas invertía 5 minutos en desayunar: tan solo tomaban un café o zumo de naranja o incluso nada.
Además, apuntan los investigadores del CNIC, este último grupo se caracterizada por seguir una dieta menos saludable y mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular.
Con estudios de tecnología de ultrasonido (ecografía) vascular, los investigadores observaron que los que se saltaban el desayuno tenían 1,5 veces más placas ateroscleróticas y una afectación en varias regiones de hasta 2,5 veces mayor que los del grupo que tomaba un desayuno energético.
Y todo ello, independientemente de la presencia de factores de riesgo y hábitos de vida poco saludables, explica la doctora Irina Uzhova, investigadora del CNIC y primera autora del trabajo.
Saltarse el desayuno, concluye José Luis Peñalvo (coautor del estudio), es un comportamiento alimenticio global poco saludable, asociado a una mayor prevalencia de aterosclerosis generalizada.