La belleza no es sinónimo de felicidad, sobre todo cuando nos obsesionamos con seguir determinados cánones estéticos. Sin duda, es importante mantenerse en forma por una cuestión de salud, y también es importante sentirse a gusto con la propia imagen corporal, pero cuando caemos en los excesos y nos obsesionamos, terminaremos siendo profundamente infelices.
Sin embargo, en esa compleja ecuación intervienen diferentes factores. De hecho, la manera en que nuestra pareja enfrente este tema también terminará influyendo en nuestra imagen corporal, la forma en que lidiemos con nuestras “imperfecciones” e incluso en nuestro nivel de felicidad. Al final, cuando dos personas pasan mucho tiempo juntas, es normal que terminen influenciando las decisiones, formas de pensar y hábitos del otro.
Si quieres ser feliz, deja el atractivo fuera de la ecuación
Psicólogos de la Universidad Estatal de Florida analizaron las relaciones de 113 matrimonios recientes para comprender si el atractivo de sus miembros desempeñaba un papel importante en su felicidad.
En primer lugar, las parejas respondieron a un cuestionario sobre su deseo de mantenerse en forma, seguir una dieta y lucir atractivas. A continuación, se clasificaron según su grado de atractivo e indicaron cuán felices se sentían en línea general con la vida.
Los resultados revelaron que las mujeres que tenían parejas más atractivas eran más propensas a seguir dietas estrictas, preocuparse mucho por su peso corporal y querer lucir más atractivas. Esto les generaba una gran tensión, por lo que su índice de felicidad era más bajo que el de las mujeres que tenían parejas menos atractivas y vivían de manera mucho más relajada la relación sentimental.
El problema es que las mujeres que tenían parejas más atractivas sentían la necesidad de “estar a la altura” del otro, por lo que a menudo se sentían inseguras de la relación y se preocupaban mucho por su aspecto físico, llegando a sentirse insatisfechas con el mismo. Como resultado, la relación de pareja se convertía en una fuente de estrés.
Por supuesto, no se trata de elegir a la pareja teniendo en cuenta únicamente por su nivel de atractivo, pero debemos asegurarnos de que los cánones del otro no terminen saboteando nuestra felicidad haciendo que nos planteemos objetivos poco realistas o que añadan una fuente de tensión innecesaria.
En cualquier caso, no viene mal recordar una cita de José Ortega y Gasset: "La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora". Asegurémosnos de conectar desde nuestra esencia, siendo capaces de aceptar al otro y a la vez mantener nuestra identidad.