Si pensamos rápidamente en grasas, enseguida imaginamos una cantidad acumulada en ciertas zonas de nuestro cuerpo de la que deberíamos deshacernos ya, ¿verdad? Pues resulta que la ciencia hoy día nos dice lo contrario. La grasa corporal es fundamental para que nuestro organismo funcione de manera adecuada.
Las grasas tienen una injerencia en nuestro metabolismo, la fortaleza de nuestros huesos, el sistema inmunológico, e incluso pueden influenciar nuestro apetito. Para que conozcas más sobre su importancia, hoy compartimos contigo 4 hechos que desconoces de la grasa corporal y que de seguro cambiarán tu opinión al respecto.
1. La pérdida de grasa aumenta el apetito
En general durante el día sentimos saciedad, excepto en los momentos previos a las comidas principales, pero tampoco son sensaciones excesivas. Ahora, cuando perdemos grasa perdemos leptina. Esta hormona producida por la grasa viaja por el torrente sanguíneo hasta el cerebro y afecta nuestro apetito: si falta leptina, el apetito aumenta. Es que la grasa es de vital importancia. Nuestro cuerpo y nuestra mente lo saben y harán todo lo posible para que no nos falte.
2. La pérdida de grasa ralentiza el metabolismo
En este caso la hormona producida por la grasa también tiene injerencia. Cuanta menos leptina tengamos, menos eficientes serán nuestros músculos y más se ralentizará nuestro metabolismo. De acuerdo con estudios recientes, una falta de leptina reduce el metabolismo alrededor de un 10 % cuando descansamos y un 25 % cuando nos ejercitamos. Sin dudas, un metabolismo lento y un apetito exponenciado no son factores que contribuyan a la pérdida de peso.
3. Es posible generar grasas sin ingerir comida
Cuando nuestro cuerpo precisa nuevas células de grasa, las células madre van a preferir tomar más células de grasa que células de los músculos o los huesos. Si no encuentran de dónde tomar estas células de grasa, ellas tienden a tomarlas de las reservas con las que cuenta el cuerpo, esto es, las proteínas de la masa muscular. Esta acción ralentiza el buen funcionamiento de los órganos y debilita el sistema inmune, entre otros efectos negativos para el organismo.
4. No solo engordamos por el sedentarismo y la glotonería
Está claro que la ingesta excesiva de alimentos y la inactividad contribuyen al aumento de peso. Sin embargo, la grasa tiene también otros mecanismos para aumentar. Las bacterias del sistema digestivo, por ejemplo, cumplen un rol en este sentido, ya que algunas son más efectivas a la hora de eliminar las calorías que otras.
Los cambios en los niveles de hormonas a medida que vamos creciendo también tienen injerencia en el aumento de peso: no es lo mismo comer cierta cantidad de alimentos a los 15 que a los 30. Algunos estudios afirman que la genética juega un papel importante en el aumento de peso y la obesidad. Es más, las mujeres tenemos más capacidad para almacenar la grasa y tiende a ser más complicado para nosotras que para ellos perder peso.