El mundo se divide en tres clases de personas: las que se depilan el pubis, las que no y las que no se han decidido del todo y andan a medio camino entre ambas opciones. El caso es que, antes de seguir ciertos patrones de belleza e instaurarlos en la sociedad, deberíamos preguntarnos ¿es saludable? o, mejor aún, ¿soy capaz de coger una cuchilla y no hacerme daño?
Según un artículo publicado en la revista especializada JAMA Dermatology, un grupo de científicos se ha planteado la misma cuestión y se ha puesto manos a la obra. En primer lugar, los investigadores detectaron que una de cada cuatro personas rasuradas se habían lastimado a sí mismas mientras recortaban su vello púbico. De hecho observaron que ocurría una cosa de lo más lógica: cuanto más a menudo se depilaban, más frecuentemente se cortaban.
Entre el 50 y el 87% de los norteamericanos han reconocido que se depilan sus genitales, lo que lo convierte en una práctica común en los hábitos de higiene (al menos para los investigadores estadounidenses responsables del estudio). Para conocer este dato, el equipo encuestó a 7.600 personas de Estados Unidos (4.200 mujeres y 3.400 hombres) con edades comprendidas entre los 18 y los 65 años.
Casi 5.700 personas (alrededor del 76%) reconocieron que habían hecho algunos arreglillos a su vello púbico en algún momento de sus vidas (85% mujeres y 67% de hombres). En torno al 94% de los que contestaron afirmativamente, informaron de que este hábito de higiene lo hacían solosF y sin ayuda de nadie. Las herramientas más utilizadas son las cuchillas, seguidas de las tijeras, la cera y la depilación láser.
Según Quo, el 26% de los voluntarios (1.400 personas) confesó haberse cortado antes de empezar a depilarse. Por otro lado, las lesiones más reportadas fueron los cortes durante la rasuración (61%), seguidas de quemaduras (23%) y erupciones cutáneas (12%). Además, el 9% de los encuestados afirmó haber contraído una infección tras haberse cortado con la cuchilla. El estudio refleja que 49 individuos precisaron antibióticos y 36 necesitaron puntos o un drenaje percutáneo.
En los hombres, la zona más común de lesiones era el escroto (67%), seguido del pene (35%) y el pubis (29%). En las mujeres, la gran parte de las heridas se localizaban en el monte de venus (51%), seguidas de la ingle (45%), la vagina (43%), el área entre la vagina y el ano (13%) y el ano (6%).