Es más que seguro que cada vez que caes enfermo, no te dan muchas ganas de comer. Y es que cuando la salud se deteriora todo lo demás pasa a un segundo plano.
Los resfriados, cólicos o infecciones de cualquier tipo pueden ser tan molestas que tu cuerpo puede rechazar la comida por medio de náuseas o mareos. ¿Te ha pasado alguna vez?
A pesar de ello, es importante que te alimentes bien ya que de esta manera podrás reforzar tus defensas y tener energía para continuar con el proceso de la enfermedad. Si no comes, podrías debilitarte y los virus y bacterias afectarán aún más tu organismo.
Es clásico que cada vez que se tiene gripe, por ejemplo, lo ideal para comer sea una sopa caliente. Y es que los caldos concentrados tienen una gran cantidad de nutrientes y casi nada de grasa.
Según informa el portal web Trome, también hemos escuchado que para los cólicos estomacales, lo mejor es tomar Coca Cola caliente. ¿Lo has hecho en alguna oportunidad?
Pues bien, todos estos ‘consejos de la abuela’ nos han funcionado bastante bien durante años, aunque no sabemos a ciencia cierta cómo funcionan en realidad. Pero te has preguntado alguna vez ¿qué es lo que no debes consumir cuando estás enfermo?
Café: Se debe evitar en todo tipo de enfermedades, pero en especial frente a las relacionadas con el estómago.
Jugo de naranja: Si tienes la garganta irritada o tos lo más recomendable es dejar de ingerir esta bebida. Y es que su acidez, que normalmente es refrescante, podría lastimar aún más una garganta adolorida.
Dulces: Aunque no se recomienda en ningún cuadro de enfermedad, debes evitarlos especialmente cuando tienes molestias en el estómago. El azúcar refinada que contiene estos productos suprime las células blancas que combaten las bacterias.
Gaseosas: Como el café, las gaseosas son deshidratantes. Además tienen mucha azúcar, lo que afecta al aparato digestivo y debilita el sistema inmune.
Comida chatarra crujiente: Aunque amamos los snacks, debemos evitarlos en caso de tos y garganta inflamada. Y es que la textura de las papitas fritas o de la granola podría lastimar gravemente tu garganta.
Alcohol: Se recomienda no consumirlo bajo ninguna circunstancia si estás enfermo. Sin embargo, debes tener más cuidado cuando estás mal del estómago.
Leche: Si tienes congestión nasal evita tomar leche y sus derivados ya que producen más secreciones como mocos y flemas. A pesar de ello, aún no existe evidencia científica de su efecto en la enfermedad.
Alimentos grasosos: Requieren más tiempo para moverse por el aparato digestivo, lo que puede contribuir a las náuseas o al reflujo. Además, producen espasmos musculares en el tracto digestivo y facilitan la diarrea.
Alimentos picantes: Cuando hay moco líquido, lo mejor es evitar este tipo de comidas. Los diferentes preparados de ají irritan las fosas nasales y provocan más aparición de moco.