El contacto de los abuelos con los nietos es muy beneficioso para los ancianos ya que no solo disminuye el riesgo de sufrir depresión sino también enfermedades neurodegenerativas como las demencias. Un estudio desarrollado en la Cowan University en el que se analizaron a 500 adultos mayores descubrió que los abuelos que se involucraban activamente en el cuidado de sus nietos solían vivir, como media, cinco años más que quienes no tenían nietos.
Esto se debe a que los nietos no solo mantienen activos físicamente a sus abuelos sino también mentalmente. Además, el hecho de tener que “ocuparse” en determinados momentos de sus nietos también les anima a cuidarse a sí mismos.
Por supuesto, los nietos también se benefician de esta relación tan especial. Una investigación desarrollada en la universidad de Oxford descubrió que de los 1.515 niños y adolescentes encuestados, quienes tenían o tienen una relación cercana con los abuelos reportaban una mayor sensación de bienestar.
Los psicólogos descubrieron que la clave era que los abuelos en muchos casos amortiguaban el impacto de los sucesos negativos en la vida de sus nietos, ayudándoles a calmarse y ver los problemas desde otra perspectiva. Esto nos india que los abuelos son una fuente de estabilidad y resiliencia, que los niños y adolescentes no siempre encuentran en sus padres.
“El amor perfecto a veces no llega hasta el primer nieto”, dice un proverbio galés. Y lo cierto es que cuando un abuelo o una abuela ve por primera vez a su nieto experimenta una serie de emociones indescriptibles.
El amor tiene muchas facetas y es fantástico descubrir en esa etapa de la vida que todavía se pueden experimentar nuevas emociones con gran intensidad. Ese descubrimiento les infunde nueva energía. Y muy pronto ese pequeño niño descubrirá que tiene en su abuelo o abuela su mejor aliado y maestro de vida. Entonces se crea una relación muy especial que deja huellas que marcan para siempre.
Los nietos, una segunda oportunidad que se disfruta con calma y a conciencia
La magia de los abuelos consiste en que no necesitan asumir el rol de padres. Saben lo que significa criar a un niño, pero también son conscientes de que su rol es el de acompañar a los pequeños durante el crecimiento, transmitiéndoles su sabiduría y apoyándoles en los momentos más complicados.
Los abuelos escuchan y dan buenos consejos, siempre tienen tiempo para escuchar los problemas de los nietos, les permiten ser ellos mismos sin castigarles, cultivan la ilusión y alimentan la complicidad. Su tarea es construir un vínculo afectivo que le sirva de ancla a los nietos, por lo que a menudo también interceden ante los padres, sabiendo que no hay nada tan grave que no se solucione con amor y comprensión.
Los abuelos saben que cada momento cuenta, son conscientes de que el tiempo que pasan con sus nietos es limitado, por lo que intentan que sea lo más agradable posible. Los abuelos saben, como nadie más, aprovechar el aquí y ahora. Y los niños lo perciben, por lo que también disfrutan de esa presencia plena.