El caso de un bebé en Estados Unidos que ha fallecido, al parecer tras un beso, está apareciendo en varios medios del país. La pregunta parece inevitable, ¿realmente es posible que un recién nacido fallezca por un beso?
Una semana después de su nacimiento, los padres de Mariana veían cómo su hija dejaba de comer y no se despertaba. En el hospital, los facultativos descubrieron que la pequeña padecía meningitis causada por el Virus del Herpes Simple tipo 1 (HSV1). El bebé ingresó en la unidad de cuidados intensivos neonatales y posteriomente falleció.
“El riesgo existe, y las infecciones por este tipo de virus son muy graves”, reconoce José Casas, jefe de servicio de neonatología del hospital Ruber, en Madrid. Lo más probable es que el virus haya sido transmitido por una persona persona con un herpes activo, que se caracteriza por lesiones en forma de vesículas o úlceras normalmente alrededor de la boca. El virus se puede contagiar por el contacto con estas lesiones o a través de la saliva de la persona infectada. El facultativo añade que este tipo de casos “no se ven todos los días”, pero sí se pueden ver con alguna frecuencia.
Ante todo, Casas recomienda sentido común, mantener una “higiene normal y precauciones”, como, evidentemente, evitar el contacto con recién nacidos si se padece un herpes activo. Otra posibilidad, aunque menos probable, es que la propia madre haya transmitido la enfermedad a su hijo por vía vaginal, incluso a pesar de que ésta no presente lesiones evidentes o que las pruebas hayan dado negativo, pues tal y como reconoce José Casas, hay raras veces que, a pesar de las pruebas para detectar el virus en el canal del parto, éste “se escapa”.
De hecho, dada la gravedad de las infecciones que el HSV1 puede causar, en muchas ocasiones se opta por tratar al recién nacido de manera preventiva aunque éste parezca sano cuando la madre tiene una infección por herpes. El Dr Casas también hace hincapié en que los hospitales ponen todos los medios de su parte detectar una posible infección en la madre y minimizar las posibilidades de contagio al recién nacido.
Aunque parezca sorprendente, estar contagiado o haber tenido contacto con este virus es bastante frecuente. Según la Organización Mundial de la Salud, hasta un 67% de la población podría estar infectada por el HSV1. Pero ello no significa que se desarrollen úlceras ni lesiones bucales. De hecho, en la mayoría de personas que lo han contraído, el virus permanece latente y éste puede reactivarse periódicamente, por ejemplo en situaciones de estrés. Aunque en menor proporción, el HSV1 también puede provocar úlceras a nivel genital. Según la Organización Mundial de la Salud, la afectación del recién nacido por un herpes transmitido por el canal del parto se da en 10 de cada 100.000 nacidos.
Así, solo en un pequeño porcentaje de casos el HSV1 causa problemas mas graves, como infecciones oculares, meningitis o encefalitis (infección del encéfalo). Este tipo de complicaciones son más probables en personas inmunodeprimidas, como por ejemplo en el caso de padecer sida, o tomar medicación inmunosupresora.