Llevas unos meses saliendo con el chico(a) perfecto(a) según tú, es extrovertido(a), lindo(a), amable y lo mejor es que nunca pone ‘peros’ a la hora de intimidar. Sin embargo, en ese vaivén de la relación observas que literalmente nunca se sacia, siempre te exige más y más; lo peor es que estás por creer que te va a engañar aunque lo hagas las mil veces que el(ella) lo pide. Puede que estés frente a un(a) ninfómano(a) y no lo quieres aceptar.
Primero que todo, el término correcto para este trastorno es la hipersexualidad, que consiste en el aumento repentino o la frecuencia extrema e incontrolable en la actividad sexual.
Por qué te duele la cabeza después del orgasmo
Las personas hipersexuales se plantean una eterna búsqueda de afecto a través del sexo. Al no encontrarlo, el vacío de insatisfacción se vuelve mayor y el deseo de continuar con la actividad sexual imparable.
¿Cómo identificarla?
1. Necesidad incontrolable por sexo de todo tipo, desde relaciones con otras personas hasta consumo extremo de pornografía.
2. Deseo frecuente de mantener relaciones con desconocidos.
3. Excesiva estimulación genital acompañada de sentimientos de malestar y culpa.
4. El sexo se convierte en un problema para la persona cuando involucra a su trabajo, llevándole a un estado de inestabilidad.
5. Tienen el sexo como un escape a sus problemas de depresión, ansiedad o estrés.
¿Te suena conocida alguna de estas señales? Toma en cuenta que al ser un trastorno debe tener un trasfondo del porqué llegó a esta situación.