El sexo es uno de los mayores placeres del ser humano, especialmente cuando se practica con la persona que amamos.
Este es esencial no sólo para gozar de una vida saludable, a nivel individual, sino también en pareja, tanto en lo físico como lo emocional. Sin embargo, no todo el mundo está dispuesto a disfrutarlo como tal pues desarrollan una ansiedad extrema al respecto lo cual evita que haya una interacción sexual con su pareja.
Las fobias trastornos relacionados con un miedo intenso e irracional hacia una persona, una cosa o una situación. La coitofobia recae en un temor excesivo al sexo o al acto sexual y aunque suene imposible tenerle miedo a algo que supuestamente causa placer, ésta es capaz de paralizar a la persona y hacerla que rechace por completo cualquier comportamiento sexual.
Esto por supuesto genera una gran ansiedad, malestar y estrés excesivo, provcando que la persona evite a toda costa cualquier estimulación por parte de la pareja. Pero el miedo peude apoderarse de alguien que nunca haya tenido relaciones sexuales, o que haya tenido mucho sexo, o alguien que esté en un punto medio. El sexo es una parte importante de la vida y las relaciones y es normal que los seres humanos anhelemos la intimidad, sin embargo, una fobia no es algo fácil de controlar.
En general, las personas experimentamos muchos miedos entorno al sexo: miedo a no alcanzar el dichoso orgasmo, miedo a no cumplir las expectativas del otro, miedo a que nos vean desnudos y por supuesto, los miedos a un embarazo no deseado o al contagio de alguna enfermedad venérea. Aunque claro, una buena educación sexual y una plática acercamiento con la pareja para generar confianza pueden solucionarlo.
Sin embargo, cuando el miedo se vuelve algo irracional y va más allá de una inseguridad pasajera, se convierte en una fobia. Ésta puede provenir de diferentes situaciones como lo es un trauma sexual (violación o abuso sexual), haber sido testigo de un acto sexual que haya resultado impactante para la persona (puede ser hasta en una película) o sufrir algún trastorno físico que haga que la relación sexual sea dolorosa.
Y claro, también puede haber el caso en el que no haya un vínculo emocional con la pareja, provocando que no haya una atracción sexual, una perversión por parte de alguna pareja del pasado también puede haber dejado trauma. La cultura o la religión también juegan un papel importante en el desarrollo de traumas, miedos o simple rechazo hacia el tema del coito y el placer.
El sexo es un aspecto importante de la condición humana y la coitofobia puede tener impactos devastadores en aquellos que la experimentan. Algunas personas optan por vivir vidas asexuales, buscando satisfacción fuera de la experiencia sexual. Sin embargo, es claro que esto puede causar estragos en las relaciones románticas, angustia y frustración en ambas partes.
Lo mejor es buscar ayuda de terapeutas sexuales, que son profesionales de la salud mental especializados en asuntos sexuales, aunque también pueden hacerlo con un terapeuta tradicional (psicoterapia). En caso de evitar el coito por dolor, lo mejor es recurrir a un médico especializado. Lo más importante es no sentir vergüenza ni tampoco ocultarse sino hablarlo y si se tiene pareja, dejar las cosas claras y permitir la ayuda.