De la mano de una especialista, aclaramos dudas con respecto a este producto que promete cambiarte la vida.
La menstruación y todo lo que le rodea ha sido un tema tabú por mucho tiempo. Si bien es cierto que en Occidente se puede hablar de ella, continúa causando cierta incomodidad en ciertos sectores y es un tema que irrita lo mismo a hombres que a mujeres.
Si nos situamos al otro lado del mundo, casos como el de las mujeres de Nepal, que son apartadas de la comunidad mientras están en ‘sus días’ debido al ‘Chhaupadi’, una creencia que las considera impuras e intocables mientras tienen la regla, hace evidente que la menstruación sigue siendo un tabú.
De acuerdo a la publicado por el Plan Internacional, una organización no gubernamental del Reino unido que promueve emojis relacionados con la regla, una mujer menstrúa tres mil días en su vida, que es equivalente a 8 años dos y meses. En promedio, habremos utilizado más de 10 mil toallas sanitarias a lo largo de nuestra vida. Una alternativa viable para hacer menos tortuoso el proceso es la copa menstrual, invento que nació en 1930 y fue desarrollado por L. J. Goddard. Unos años más tarde, Leona Chalmers la patentó teniendo un éxito discreto entre las mujeres de la época.
Las dudas sobre la copa son muchas, el hecho de introducir un objeto en la vagina, como sucede con los tampones, aún sigue causando aversión en muchas mujeres. La copa menstrual es una alternativa al uso de toallas sanitarias o tampones y se trata de un objeto elaborado con materiales como el silicón, el látex o elastómeros termoplásticos. Su función es la de recolectar el fluido del periodo y su aplicación es muy parecida a la del tampón.
En entrevista la doctora Deny Welsh, médico cirujano de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro de la Asociación Internacional de Sexualidad, habló acerca de algunas de las dudas acerca de este innovador invento.
Pensar en introducir algo vía vagina puede resultar perturbador para algunas mujeres, en voz de la especialista, la copa menstrual cambia la vida de las usuarias. “Te voy a hablar desde la parte médica y como usuaria. El único riesgo es que no compres una adecuada, con esto me refiero a que el material con el que está hecha sea de dudosa procedencia, que tenga alguna situación no regulada respecto a su elaboración”.
Uno de los principales riesgos es sufrir una reacción alérgica al material del que está hecha la copa, pero es algo poco probable. Hay productos de marcas genéricas que están avalados por estudios de laboratorio donde indican que el material del que están hechas es silicón quirúrgico con grado médico y que no contienen plomo ni sustancias nocivas para el cuerpo. Aunque las copas no estén certificadas por la Federal Drug Administration (FDA), deben tener estudios de laboratorio que respalden la confiabilidad del material. También están las de marcas completamente establecidas, con certificación por la FDA, que avalan que el material que se está utilizando es de uso médico y que es totalmente inocuo para el ser humano.
Por otro lado, existen mitos respecto a las enfermedades que se pueden desarrollar con el uso de la copa, especialmente las relacionadas con el estafilococo áureo. Cuestionamos a la doctora Welsh al respecto y esta es la realidad: “Particularmente, el uso de tampones puede generar lo que se conoce como el síndrome del choque tóxico (TSS, por sus siglas en inglés), generado por bacterias como el estafilococo, que tienen mayor alojamiento en algunos tipos de fibra, entre los que se encuentra el algodón que utilizaban algunos tampones hace algunos años.
Se supone que en la actualidad lo han mejorado, pero la bacteria sí puede generar un TSS que puede llegar a cobrarte la vida. Ojo aquí, no es el uso de la copa, está realmente es un depósito y se utiliza como tal. No es un absorbente. Se introduce en el canal vaginal y va a funcionar de contenedor del flujo menstrual que baja por gravedad. Tú estás de pie, la pared del útero, que es la que genera la descamación, baja o suelta el contenido. En lugar de que salga por el canal vaginal hacia la toalla sanitaria, se queda contenido en una copa que se encuentra en el tercio medio de la vagina. Si lo metes más puede haber fuga y si la dejas fuera resulta incómodo. “Es un contenedor, no hay fibras que impidan la salida adecuada del flujo menstrual”, indicó el médico.
De acuerdo con Welsh, la copa menstrual es amigable con el cuerpo de la mujer porque no altera el pH de la vagina. El material con el que está elaborada, que puede ser silicón grado quirúrgico o elastómeros termoplásticos, como es el caso de las copas de origen alemán, no guarda olores ni modifica en nada a la vagina. “No hay ninguna indicación médica para no usarla. En el mercado hay copas pequeñas para las mujeres que no han iniciado vida sexual, respetando tradiciones, usos y costumbres”, comentó.
Al ser reutilizable, muchos ponen en duda que sea una alternativa higiénica. La doctora recomienda esterilizar la copa cada vez que la uses, como se hace con los biberones: poniéndola en agua hirviendo por algunos minutos, sacándola y secándola a la perfección.