Todos tenemos asumido que moscas y mosquitos son una presencias molestas con las que tenemos que convivir (forzosamente) cada verano. La mala noticia es que a esta fiesta de picaduras estivales se ha unido una nueva invitada, cuya presencia es mayor con cada año que pasa. Se trata de la temible mosca negra.
Con ese nombre es como se conoce a la Simuliidae, una variedad de díptero cuya apariencia se asemeja a la de un mosquito de pequeño tamaño, pero que puede convertirse en la peor pesadilla de hombres y animales.
A diferencia de los mosquitos, que pican con su aguijón, las moscas negras muerden a sus presas con sus poderosas mandíbulas, para luego absorber su sangre. Inicialmente, el mordisco no se nota, debido a que las moscas liberan con sus mandíbulas una sustancia que usan para extraer la mayor cantidad de sangre posible y que, curiosamente, tiene efectos anestésicos. Pero cuando cesan, se hace evidente el dolor de la mordedura, que puede llegar a ser terrible.
En ocasiones, las personas que lo sufren pueden llegar a necesitar atención médica. Por si fuera poco, la marca que dejan puede tardar meses en desaparecer.
El caso más extremo conocido de sus efectos, es la muerte de un ternero en Suiza, provocada al parecer por un enjambre de estas moscas. Aunque el año pasado, en el Delta del Ebro, Los agricultores tuvieron que dejar de trabajar durante varios días, porque los ataques continuos de estas criaturas lo hacia imposible.
Sea como sea, la mosca negra ya ha está aquí. ¿Qué podemos hacer entonces para evitar su picadura? Poca cosa. Principalmente, intentar no acercarnos a las riberas de los ríos, y vestir ropas amplias y de color blanco, ya que se sienten atraídas por los colores oscuros.
Las medidas que se están tomando para combatirla pasan principalmente por tratar de eliminar las larvas antes de que nazcan en las semanas previas al verano. Aunque, según parece, este año dichas medidas no han sido muy efectivas, y tendremos moscas negras para rato.