La necesidad de liberar tensiones, la obsesión por adelgazar y mantenerse en forma o el simple placer por la actividad se puede convertir en una manía que por dar con el objetivo lleva a traspasar los límites que soporta el cuerpo. Y esa sobreexigencia se traduce generalmente en cansancio muscular, desgaste mental, y lesiones en ligamentos y articulaciones.
Aunque las consecuencias negativas no terminan allí. Hacer demasiado ejercicio provoca también otros riesgos en el funcionamiento del organismo. Por ejemplo, en la salud gástrica.
1. Derivación de la sangre
Un efecto importante del ejercicio intenso es que causa una redistribución de la sangre que bombea tu corazón hacia los músculos que trabajas. Con sólo un poco más de sangre por la zona, esta derivación sucede a expensas de las partes del cuerpo que están "en reposo" mientras ejercitas, incluyendo el tracto intestinal. El descenso del suministro de sangre de la persona hace que el proceso digestivo sea más lento. Estás forzando a tu panza y a tus músculos a competir por sangre, en especial si no estás en forma. Por lo tanto, el evitar las comidas pesadas antes de hacer ejercicio puede prevenir los calambres y otros efectos de compromiso temporal gastrointestinal.
2. Movilidad y efectos metabólicos
De acuerdo con University of Iowa Hospitals and Clinics, el ejercicio regular, junto con una dieta de alto contenido en fibras, puede aliviar el estreñimiento en aquellas personas que a menudo tienen problemas para tener movimientos intestinales porque aumenta los movimientos de los músculos del colon, que como respuesta promueve los hábitos intestinales normales. El ejercicio aeróbico acelera el paso de la comida por la porción superior del intestino delgado.
3. Vaciamiento gástrico
En muchos tipos de ejercicios (por ejemplo, el maratón), comer antes del evento no brinda el combustible suficiente para que puedas hacerlo, de modo que debes nutrirte durante la carrera o el entrenamiento. La forma en la que tu estómago maneja lo que ingieres mientras ejercitas depende de la intensidad del ejercicio. Un ejercicio liviano sin mucha movilidad hace que el estómago se vacíe más rápido que durante un ejercicio más intensivo e intermitente, y el vaciamiento gástrico es más rápido durante el ejercicio moderado a intenso que cuando estás descansando, debido a la contracción de tus músculos abdominales.
4. Diarrea
Correr en particular puede provocar diarrea, una condición llamada popularmente "colitis". El entrenador acreditado de USA Track & Field y entrenador personal Mandy Solkin indica que la mecánica del trote combinado con la disminución del suministro de sangre a tu panza puede causar acumulación de contenido intestinal y diarrea. Silkin aconseja evitar la cafeína, el alcohol, la fructosa, los productos lácteos y los sustitutos del azúcar antes de ejercitar para reducir la posibilidad de diarrea y sugiere comer bananas, cereales, tostadas y carbohidratos con bajo contenido fibroso para ingerir como alimento previo al ejercicio.