Nuestro cuerpo está continuamente amenazado por detestables invasores externos: virus, bacterias y parásitos que quieren infiltrarse dentro de nuestras células. Un estudio reciente en la revista eLife ha arrojado algo de luz sobre cómo proteger el espera y el óvulo de estos atacantes con el fin de pasar sin alteraciones la información genética a nuestros descendientes.
Investigadores del Centro de Biología de ARN de la Universidad de Rochester ha examinado detenidamente el papel de piRNA (una tercera clase de ARN interferente que impide la expansión de los elementos genéticos egoístas) con el fin de salvaguardar la integridad de la información genética en las células germinales. Se sabe que piRNA, un tipo de ácido ribonucleico que se encuentra en testículos y ovarios, actúan como escudo para silenciar las secuencias genéticas de intrusos virales. También sabemos que ciertos defectos o mutaciones en piRNA pueden conducir a la infertilidad en seres humanos y otros animales. Lo que no sabemos, es cómo se generan los piRNAs.
Con ese fin, un equipo dirigido por Xin Li, profesor de bioquímica, biofísica y urología en la Universidad de Rochester, analizó detenidamente los testículos de los gallos. Este tipo de ave alberga una amplia variedad de virus. Cuando un virus infecta a un anfitrión, hace todo lo posible por sobrevivir. Un método de supervivencia es insertar su material genético en el genoma del ave. Al parecer, durante generaciones el virus acumula mutaciones y, finalmente, se convierte en inocuo para el animal. Pero, aún así, el visitante se ha convertido en parte del material genético del gallo.
Según Quo, los investigadores se centraron en el virus de la leucosis aviar, que infecta a las aves y puede conducir al cáncer en los gallos. A través del análisis molecular y genético descubrieron que los gallos convierten los antiguos virus en máquinas para convertir el piARN. Cuando se enfrentan a un nuevo virus de la leucosis aviar (hay muchos virus diferentes de esta familia) esos antiguos virus producen piARNs que defienden las células germinales, lo que garantiza el paso del material genético intacto a su futura descendencia. Según los investigadores, "nuestro estudio muestra como un portador puede activar un virus como arma para luchar contra futuros virus en el futuro". Es decir, los antiguos virus pasan de ser un enemigo a un aliado en el futuro para combatir nuevos huéspedes indeseados.