Kenia, Ghana y Malaui administrarán a partir de 2018 la primera vacuna contra la malaria en un nuevo programa piloto que pretende erradicar la enfermedad, que provoca 429.000 muertes al año en todo el mundo, anunció hoy la Oficina Regional para África de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La vacuna "RTS,S", que se aplicará a niños de entre 5 y 17 meses, es un inyectable que provee una protección parcial contra la malaria en los niños pequeños y actúa contra el plasmodium falciparum, el parásito más mortal globalmente y el de mayor incidencia en África, según se anunció en una reunión de alto nivel celebrada en Nairobi.
"RTS,S" será probada en los menores en un ensayo de tres fases y servirá como herramienta de control de la malaria complementaria, que podría también ser añadida al paquete básico de medidas recomendadas por la OMS para la prevención del paludismo.
"La información obtenida en este programa piloto ayudará a tomar decisiones para extender el uso de esta vacuna. Combinada con las medidas que ya existen contra la malaria, una vacuna así tendría potencial para salvar decenas de miles de vidas en África", aseguró la directora regional para África de la OMS, Matshidiso Moeti.
La OMS y el Ministerio de Salud de Kenia subrayaron la importancia de la prevención en el camino a erradicar el paludismo, que acaba con cientos de miles de vidas cada año en todo el mundo, la mayoría en África Subsahariana (92 por ciento).
La región africana registra el 90% de los casos de paludismo y el 92% de las muertes producidas por esta enfermedad.
Concretamente, trece países de África Subsahariana representaron el 76% de los casos de malaria y el 75% de muertes en todo el mundo, el 70% en niños menores de cinco años.
Por ello, además del diagnóstico y el tratamiento, la OMS recomienda intervenciones preventivas como el uso de mosquiteros tratados con insecticidas, el rociado del interior de las paredes de las viviendas con insecticidas y el tratamiento profiláctico de los grupos más vulnerables (niños, embarazadas y lactantes).
La región actúa con lentitud en materia de prevención, ya que aunque algunos países han incorporado a sus políticas estas medidas preventivas, su adopción real es paulatina.
Además, los tratamientos profilácticos para los recién nacidos solo se aplican actualmente en Sierra Leona.
En Kenia, país presentado por la OMS como ejemplo a seguir en la materia, la malaria sigue siendo una importante amenaza para la salud pública, con alrededor de 6,5 millones de infecciones y 12.000 muertes anuales. En 2015, el país tuvo el 3% de todos los casos de malaria en el mundo.
No obstante, la organización también celebró el éxito logrado en los últimos diez años en la prevención de la enfermedad y apuntó que, desde 2001, África Subsahariana ha logrado evitar más de 663 millones de casos con medidas como el uso de mosquiteros tratados con insecticidas.
Según el último informe de la OMS sobre paludismo 2016, "Cerremos la brecha", la tasa de nuevos casos disminuyó en el mundo en un 21% entre 2010 y 2015, mientras que la tasa de mortalidad lo hizo en un 29% en el mismo periodo de 5 años. En África Subsahariana, las reducciones fueron del 21% y el 31%, respectivamente.
Otras regiones han hecho progresos considerables en su lucha contra el paludismo, aunque la enfermedad sigue constituyendo una gran amenaza para la salud pública: en 2015 hubo 212 millones de nuevos casos.
"Cada 2 minutos murió un niño por esta causa", apuntó la directora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Karen Freeman, en Nairobi.
El 43% de las personas en riesgo de contraer el paludismo en esta región todavía no estaban protegidas en 2015 por estas medidas y "el 69% de las embarazadas en 20 países africanos tampoco tenían acceso al tratamiento profiláctico", alertó por su parte el director regional de Unicef, Mark Hereward.
"Toda muerte por paludismo es simplemente inaceptable, puesto que se trata de una enfermedad prevenible y tratable", alertó el director del programa mundial sobre malaria de la OMS, Pedro Alonso.
"Hoy instamos a los países y a los asociados a que aceleren el ritmo de sus actuaciones", afirmó desde Nairobi.