Japón debe quedar libre de espacios para fumadores en sitios públicos si quiere tener éxito como anfitrión en los Juegos Olímpicos de Tokio y la promoción turística, recomendó el viernes un funcionario de la Organización Mundial de la Salud.
El país es visto por muchos como el paraíso de los fumadores. El Ministerio de Salud está preparando normas que buscan limitar el tabaquismo pasivo, pero enfrenta una fuerte oposición de legisladores que fuman y de la industria del tabaco.
Douglas Bettcher, director de prevención de enfermedades no trasmisibles de la OMS, dijo el viernes que las restricciones de tabaquismo de Japón están bastante detrás de los estándares mundiales y necesitan actualizarse porque los visitantes extranjeros esperan aire limpio en Japón. Agregó que las medidas parciales contra el tabaquismo no son efectivas.
Los organizadores dicen que el tabaquismo se prohibirá en lugares cerrados durante los Juegos Olímpicos.
"Este es el momento perfecto para que Japón tome medidas apropiadas de cara a las Olimpiadas que se nos acercan", dijo Bettcher en conferencia de prensa. Añadió que "esta es una oportunidad dorada para que Japón proteja a su pueblo de los efectos nocivos del humo de cigarrillos".
Las nuevas normas, emitidas a comienzos de marzo, estipulan que no se podrá fumar en espacios cerrados de edificios públicos y en establecimientos deportivos, pero permite mantener salones de fumadores en edificios de oficinas, teatros, restaurantes y bares. Se permitirá fumar en pequeños bares y cafés, como consecuencia de las protestas de los propietarios de establecimientos, que se quejaron que perderán clientela si prohíben el cigarrillo.
Los partidarios de la prohibición denuncian que el gobierno es demasiado débil porque teme a la industria nacional del tabaco, que sigue siendo en gran parte administrada por el Estado.
El ministro de Hacienda Taro Aso dijo recientemente a un comité del Parlamento que las ventas de cigarrillos le confieren a las arcas públicas más de 2 billones de yenes (19.000 millones de dólares), y que una pérdida de ese ingreso acarrearía graves consecuencias económicas. El ministro, un fumador, además cuestionó que sea cierto que fumar cause problemas de salud.