La masturbación femenina es uno de esos temas que aún consigue protagonizar silencios incómodos, provocarnos rubor y desencadenar ataques de risa tonta. Si el autoplacer masculino ha sido estigmatizado durante siglos, qué decir ya de la noble empresa de la estimulación del clítoris.
No obstante, la realidad es que gracias al feminismo darse placer a solas es cada vez menos un tabú y más un hábito sano entre las mujeres. Ahora los medios de comunicación hablan libremente del erotismo solitario y las mujeres pueden autoexplorarse mejor a través de los consejos de sexólogos y psicólogos. El clítoris, poco a poco, deja de ser ese gran desconocido.
“Los orgasmos han sido muy importantes en mi vida. Siempre he dependido de ellos. ¿De mal humor? A masturbarse. ¿Confundida? Lo mismo. ¿Atascada en el trabajo? Acuéstate y ten un orgasmo”, asegura Betty Dodson, una reputada sexóloga que enseña a otras mujeres a estimular su clítoris, para ‘New York Magazine’. Almohadas, duchas, vibradores, vídeos porno, deditos (o manazas), todo vale para alcanzar el éxtasis.
La mitad de las mujeres de entre 19 y 49 años ha tenido al menos una sesión de placer en solitario en los últimos tres meses
Al contrario que los hombres, las mujeres tienen a su disposición un mercado de juguetes sexuales dedicado a ayudarlas a conseguir el orgasmo más intenso y prologando. Además, como, por lo general, ellas tardan más en alcanzarlo, tienen más tiempo para dejar su mente libre y volar entre fantasías.
Con el fin de descubrir los secretos de la masturbación femenina, la revista americana ‘Askmen’ ha preguntado a mujeres jóvenes por sus hábitos, pensamientos, juguetes y fantasías inconfesables.
Se masturban más de lo que piensas
Vale, puede que no lo hagan todos los días, pero según datos del Kinsley Institute la mitad de las mujeres de entre 19 y 49 años ha tenido al menos una sesión de placer en solitario en los últimos tres meses. “Mi último novio se sorprendió al oír que me masturbo al menos una vez al día”, asegura Angela, de 26 años. “Se tiende a pensar que los hombres son más activos sexualmente porque siempre hacen alarde de sus ‘logros’. Pero las mujeres somos iguales, si no más; tan solo no lo vociferamos tanto”.
A ellas también les excitan los tríos
Formar un trío es una de las fantasías más comunes; también para ellas (aunque menos). Dos hombres con una mujer, dos mujeres con un hombre o los tres del mismo género, lo que sea. “Estoy tan obsesionada con mi novio que siempre está presente cuando me masturbo”, dice Gigi, de 26 años. “Lo que no le digo es que me gusta imaginarme con él y otro hombre a la vez. Me gusta la idea, pero no lo haría en la realidad, porque estaría demasiado preocupada por si a él le llega a molestar y tampoco estoy muy segura de si me sentiría cómoda”, confiesa. En la masturbación, ninguna fantasía es ilegítima.
Les ponen cosas sorprendentes
Las estadísticas de la web PornHub señalan que las mujeres son cada vez más asiduas a la pornografía. No obstante, no solo funciona el porno que todos conocemos. A veces, incluso la imaginación se queda corta. Sin saber por qué, les puede excitar algo que al resto le repugna, como cuenta Stefanie, de 29 años: “Hace poco pillaron a un guarda de seguridad de la NFL masturbándose mientras miraba a un grupo de animadoras. La primera vez que lo vi con mis compañeras de piso, todas estaban diciendo lo horrible que les parecía. En cambio, a mí me excitó. La siguiente vez que me masturbé lo hice viendo la grabación”. “¡Se convirtió en mi porno preferido durante semanas!”, reconoce.
Lo hacen cuando las sábanas huelen a ti
“Cada vez que mi novio se queda la noche en casa, lo primero que hago cuando vuelvo del trabajo es masturbarme entre las sábanas que todavía huelen a él”, revela Sarah, de 24 años. “Mientras me toco y pienso en el sexo que tuvimos la noche anterior, su olor hace que mi fantasía sea más viva y consigue que los finales sean más intensos”.
Todo lo que necesitan son baterías
Hay quien utiliza diferentes juguetes sexuales para cada fantasía. Charlotte, de 27 años, tiene todo un arsenal: uno que simula el sexo oral, un vibrador enorme con el que se imagina que está teniendo sexo duro y rápido, otro perfecto para la rápida estimulación del clítoris (un ‘aquí te pillo, aquí te mato’ del onanismo) y hasta un tapón anal. “Por lo general, no dejo que mi pareja sepa de estas cosas hasta que nuestra relación sea seria. Sé que suena fuerte, pero hay mucho que probar”, dice.