La metástasis va un paso por delante de los médicos, por eso es la principal causa de mortalidad asociada al cáncer.
Pero, si el artículo que ha publicado la prestigiosa revista Nature Reviews apunta en la dirección correcta, su ventaja tiene los días contados. Así de grande es la esperanza depositada en el concepto de nicho pre-metastásico, una idea que alimenta la esperanza en una revolución del diagnóstico y del tratamiento de las metástasis.
Un nicho pre-metastásico es una parcela del organismo que los tumores primarios preparan antes de enviar las células metastásicas, con el objetivo de que encuentren un ambiente propicio para su desarrollo. El sigilo de la operación hace que pase inadvertida y que, para cuando los médicos detectan la migración tumoral, pueda ser demasiado tarde.
Por eso la idea de que es posible desentrañar cómo se prepara la expansión y, así, poder prevenir la metástasis, no ha dejado de concitar la atención de la comunidad científica. Y los indicios que respaldan la eficacia potencial de este enfoque no cesan de acumularse. Ahora, la nueva publicación recopila las claves más importantes para que esta línea de trabajo siga avanzando. Y son esperanzadoras.
Según el grupo internacional de investigadores que firman el texto, los conocimientos adquiridos hasta ahora permiten pensar que quizá sea posible emboscar a los soldados de la metástasis. Es probable que, en el futuro, ir un paso por delante de este ladino enemigo sea la norma en las consultas de oncología, así lo informa Quo.
“Si conseguimos detectar que un tumor va a metastatizar y dónde, y somos capaces de frenarlo en esa ventana de tiempo, será más fácil tratarlo”, resume el jefe del grupo de Microambiente y metástasis del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Héctor Peinado, en un comunicado. ¿Pero cómo?
Primero, prestando atención a las terribles, pero ingeniosas, estrategias que despliega para preparar el terreno de los nuevos campamentos. Las células malignas se las arreglan para alterar la vasculatura de las bases de los futuros tumores, producen inflamación en los alrededores y remodelan el órgano para que les resulte acogedor. El artículo propone las nuevas técnicas de imagen molecular como herramientas fundamentales para detectar los signos que preceden a la metástasis.
Segundo, desactivando cualquier operación dirigida a conquistar el cuerpo del enfermo. En este apartado, los científicos sugieren que el éxito de la prevención de la metástasis requiere actuar en los cambios que se producen en los vasos sanguíneos, bloquear las señales de comunicación que envía el tumor primario y mantener los nichos pre-metastásicos en estado durmiente, lo que sucede durante años de manera natural.
“Identificar estrategias para restablecer la función inmune en los nichos pre-metastásicos también será crucial para el éxito de las estrategias para prevenir la metástasis”, añade la investigadora de Weill Cornell Medicine y coautora del trabajo Irina Mateo.
“Todo eso podría ayudar en la prevención y en la terapia pero, aunque el concepto es muy interesante y atractivo, aún queda mucho trabajo por hacer para llevarlo del laboratorio al paciente”, matiza Peinado, quien también ha participado en esta sugerente, y esperanzadora, publicación.