Aunque hablar solo se suele considerar un síntoma de no estar bien de la cabeza, admitamos que prácticamente todos lo hacemos con cierta asiduidad. Aunque, eso sí, nos cuidamos de no ir hablando a voces por la calle. Pues bien, ahora una nueva investigación realizada por especialistas de la Universidad de Columbia afirma que esta práctica puede ser muy beneficiosa a la hora de construir el pensamiento crítico de la persona.
Los autores del estudio trabajaron con estudiantes. A la mitad les pidieron que dieran una charla sobre un determinado tema y, al resto, que simularan (individualmente) una charla entre dos tertulianos sobre el mismo tema, lo que obligaba a cada estudiante de este grupo a defender una postura y a autorrebatirse a continuación con la postura contraria.
Y el resultado fue, según el comité evaluador, que los estudiantes que "debatieron consigo mismos" expusieron de forma mayoritariamente argumentos mucho más complejos y elaborados que quienes se limitaron a dar una charla.
Los autores del estudio consideran que los resultados demuestran que, hablar con uno mismo y construir diálogos imaginarios sobre un mismo tema, ayuda a reforzar el pensamiento crítico de la persona y a cuestionar las creencias e ideas asumidas, al auto obligarse a exponer argumentos contrarios a las mismas.
Vamos, que hablar con uno mismo puede ser bastante sano. Siempre que se haga de forma discreta, claro está.