Muchos podrían considerarlo una forma de salir de la realidad (rutina y monotonía) de la relación que vive con la pareja. Sin embargo, las fantasías sexuales son una forma diferente de explorar la sexualidad, ya sea de manera individual o acompañados.
De acuerdo con el sexólogo y filósofo James Park, en su libro Imprinted Sexual Fantasies, señala que ciertas ideas, imágenes, y todo objeto de deseo que se traduce en fantasía sexual se imprime en nuestra mente en algún momento de la infancia. La impresión es rápida y permanente en contraste con el aprendizaje, que requiere de la repetición constante.
Española de Sociedades de Sexología, te ofrecemos algunos consejos.
1. ¿Te causan preocupación? Las fantasías que nos excitan y no dañan a nadie, no deben preocuparte. El sexo no es sólo una experiencia física. Es la mente, en muchos casos, quien se encarga de poner en marcha nuestro deseo, aumenta nuestra excitación sexual y nos ayuda a conseguir el orgasmo. Las fantasías son contenidos mentales, que ayudan a explorar otras áreas de la sexualidad.
2. No siempre son de dos. No es obligación que tengas que compartir todas tus fantasías con tu pareja. Sin embargo, si deseas compartirla, es conveniente que antes te preguntes si la relación se va a beneficiar o, si por el contrario, tu pareja saldrá perjudicada por lo que quieres compartir y experimentar.
3. No hay creatividad. Si te cuesta imaginar, un buena opción es un libro en el que se describan escenas eróticas o fantasías. Empieza a excitarte con otras fantasías.
Para Almudena Martínez, sexóloga de Lily Blossom en Madrid, indica que las ventajas de las fantasías son múltiples. Estimulan tanto como una relación sexual o masturbación, son gratis, ayudan a evadirte sin riesgos, aportan concentración, liberan tensión y mejoran la irrigación sanguínea.
Recuerda que todo en la sexualidad está permitido siempre que exista respeto entre ambos. ¡No lo olvides!