141 aniversario del nacimiento del General Benjamín Zeledón

nicaragua

GENERAL BENJAMÍN ZELEDÓN
SU GESTA HEROICA. SU VIGENCIA

Por Wilfredo Navarro Moreira

El próximo domingo se cumplen 141 años del nacimiento y 108 años del paso a la inmortalidad del General Benjamín Francisco Zeledón Rodríguez. 

Fechas en la que se juntan el alfa y omega, el principio y el fin físico en la vida de este Héroe Nacional que nació libre y murió combatiendo a las fuerzas interventoras de Estados Unidos, un 4 de octubre. 

Su heroísmo y muerte fueron la semilla nacionalista que germinó en otro Héroe Nacional, el General Augusto C. Sandino: Él que con un interés auténticamente nicaragüense luchó por forjar para Nicaragua un destino en libertad, democracia, con una clara visión anti imperialista.

 Aquí estamos hoy en Catarina, en el lugar donde los restos físicos de Zeledón fueron traídos en una carreta después de ser asesinado en la comarca El Arroyo, del municipio de Diria donde fue emboscado por las fuerzas conservadoras que lo perseguían desde Masaya y Carazo.

Es necesario que la juventud y las generaciones venideras, conozcan la gesta patriótica y el heroísmo de un hombre y un puñado de valientes que lo acompañaban, los que reprodujeron en Nicaragua, el legendario accionar del héroe espartano, Leónidas, que con trescientos soldados dieron un ejemplo de amor y sacrificio por su patria en el desfiladero de las Termopilas, ante la invasión extranjera. 

Igual Zeledón, con un puñado de hombres y mujeres valientes, hicieron frente en El Coyotepe y La Barranca, al ejército más poderoso del mundo, los invasores norteamericanos, apoyados por los caínes nicaragüenses: los Chamorros y los Díaz que hoy se replican y se reproducen queriendo nuevamente entregar la soberanía nacional al imperialismo. Son los mismos de ayer, postrados y sometidos al invasor rubio.

Les comparto algunos hechos sobre la vida del héroe Benjamín Zeledón:

Benjamín Zeledón nace un cuatro de octubre de 1879, en La Concordia, Jinotega y fueron sus padres Marcelo Zeledón Ugarte y doña María Salomé Rodríguez. A la edad de dieciséis años, sus padres lo enviaron a Tegucigalpa, en donde cursó sus estudios de segunda enseñanza. 

Durante sus estudios universitarios impartió clases en una escuela pública de Managua y como profesional del Derecho, fue: Oficial Mayor de la Corte Suprema de Justicia, Juez de Distrito de lo Civil en Managua, Juez de Distrito de Rivas, Juez de Distrito de Minas, en la Costa Caribe. Por su autoridad y prestigio, fue electo juez de la Corte de Justicia Centroamericana con sede en Cartago, Costa Rica.

Zeledón inicia sus primeros pasos como militar, cuando se da “la Revolución del Lago” contra el Gobierno del General José Santos Zelaya, promovida por Emiliano Chamorro. Es nombrado Coronel del Ejército nicaragüense en la guerra contra Honduras y El Salvador por su destacada actuación durante la batalla de Namasigüe en 1907, donde el Ejército Nacional de Nicaragua derrota a los Ejércitos conjuntos de ambos países. 

Después fue Ministro Plenipotenciario y Extraordinario en Guatemala y en la administración del Dr. José Madriz después de la caída de Zelaya, ocupa el lugar de Ministro de Guerra. Después de la batalla de Tisma, el 22 de Febrero de 1910, es ascendido al grado de General por el Presidente Madriz. 

Ahí derrota al caudillo Conservador, Emiliano Chamorro, quien tuvo que vestirse de mujer para huir, pero es capturado; Zeledón se niega a fusilarlo, alegando que no fusilaba mujeres, un agravio que Chamorro jamás olvidaría y se desquitaría en 1912 ordenando la ejecución sumaria de Zeledón en Diria, durante su retirada de Masaya.

A Zeledón lo expulsan de Nicaragua, al caer el gobierno del Dr. Madriz yéndose al exilio a México. Retorna al país el 29 de Julio de 1912, para participar con el Ejército Aliado (Liberales y Conservadores del que es nombrado su Comandante en Jefe), en la llamada “Guerra de Mena” contra Emiliano Chamorro.

Una vez conformado el ejército aliado, el 1º de Agosto, tuvieron algunos éxitos iniciales, el 2 de Agosto de 1912 se enfrentaron al ejército conservador bajo el mando del General Frutos Bolaños Chamorro y los derrotaron nuevamente en Tisma, procediendo a ocupar la población de Tipitapa, donde estableció el ejército aliado su cuartel general.

Zeledón al mando de sus tropas sale de Tipitapa el 10 de Agosto y se dirige a Managua. El ataque a Managua inicia el 12 de Agosto. Los combates continuaron el 13 y 14 de Agosto. Por la noche del 14, el General Zeledón tiene que replegarse y fortalecerse en Masaya, ante una lucha desigual porque se juntan las tropas del Ejército de Adolfo Díaz y los marines yanquis. 

En Masaya y en los cerros “La Barranca” y “El Coyotepe”, plantea batalla con no más de 500 combatientes, a un ejército conservador de casi 2000 soldados y a 1500 marines yanquis. 

Masaya es sitiada por más de un mes y el desenlace se da el 4 de octubre, cuando es tomada la ciudad por los yanquis y conservadores y muere Zeledón en La Comarca “El Arroyo”, en El Diria, cuando iba buscando como unirse con las fuerzas liberales de Jinotepe.

Debo narrar dos anécdotas, una sobre Zeledón y la otra sobre el Coronel Isidoro Díaz Flores, último Jefe de El Coyotepe, para ejemplificar con ello, el arrojo, la valentía, el nacionalismo y heroísmo de todos los hombres y mujeres que lucharon, se sacrificaron y murieron por mantener libre su patria: Nicaragua, en la gesta mil veces heroica de 1912, contra la intervención norteamericana.

Cuando muere en combate el General Carlos Solís, Comandante de El Coyotepe, es nombrado en su sustitución el Coronel Isidoro Díaz Flores. 

Tras dos días de ablandamiento por cañoneo (3 y 4 de Octubre) las tropas yanquis se abalanzan en asalto a El Coyotepe y La Barranca. Inferiores en número y en armamento, los nicaragüenses, además de estar debilitados por varios días sin probar comida ni agua, uno a uno fueron cayendo como defensores mártires de El Coyotepe (unos 45 en total) y en La Barranca (no más de 25). 

Sucumbieron ante la superioridad numérica y de armas del enemigo. Los últimos defensores de El Coyotepe fueron: Teodoro Delgadillo, Reynaldo Sánchez y el Jefe de la tropa Isidoro Díaz Flores, el que fue conminado a entregarse varias veces y nunca se rindió. Al capturarlo, lo encontraron sin camisa y todo sucio en la trinchera. El Jefe de las tropas invasoras, el Mayor Smedley Butler, le preguntó: “¿Su ejército?” Y el hombre se limpió el sudor con la mano y señaló a sus soldados muertos. 

Nuevamente Butler le pregunta: “¿Por qué no se rendía?” Y muy sereno Isidoro Díaz respondió: “Porque yo fui enviado aquí a combatir y no a rendirme. Además todavía me quedaban tiros para defenderme”. Butler le ordenó: “Vístase!”, el Coronel Díaz dijo: “No tengo camisa”. 

Le dieron una chaqueta que no usó y salió caminando, llevando toda arrugada la bandera de Nicaragua en el brazo porque no quiso dejarla. 

El Mayor yanqui reconoció la valentía y el honor del soldado nicaragüense e hizo formar a su tropa y ordenó presentar armas en señal de respeto al héroe nicaragüense.

La otra anécdota referida al General Zeledón aconteció el 16 de septiembre de 1912. Después de realizar las tropas conservadoras un ataque general  a Masaya que fue rechazado. Se envió un oficial norteamericano a hablar con Zeledón. 

Ya se habían recibido notas insolentes que fueron contestadas con energía, dignidad y patriotismo. El oficial notificó que el ejército nicaragüense debía desocupar Masaya y si no cumplían esas órdenes, el ejército de Estados Unidos los expulsaría a la fuerza. Zeledón contestó con hidalguía. No admitía imposiciones ni injerencias extranjeras.

Hablaron más, pero Zeledón, siempre firme, rechazó toda propuesta de rendición. Al final el oficial se despidió diciendo: “El Mayor Butler me ordenó le advirtiera a usted, que si no abandonan sus posiciones, contra quienes se van a enfrentar, son a los famosos Blue Jackets (Chaquetas azules) de los Estados Unidos”.

Los Blue Jackets en ese tiempo eran las fuerzas elites, los comandos especiales del ejército de los Estados Unidos. Zeledón lo quedó viendo y le respondió reposadamente: “Diga a su Mayor que los que defendemos Masaya, ya no sabemos ni de qué color son nuestras chaquetas. Y que lucharemos hasta morir”. Esas eran las actitudes y acciones de los héroes de la epopeya de 1912. Honor y recordación eterna para su lucha y su estoicismo heroico.

Benjamín Zeledón, por su gesta patriótica anti intervencionista, por su valor y arrojo, ha trascendido el color político partidario y es un símbolo de la lucha nacionalista y anti-imperialista de nuestro país. Su gesta se engrandece a raíz de la segunda intervención norteamericana en Nicaragua en 1912.

Se destacó siempre por su nacionalismo, heroísmo y por sobre todo por su lucha anti intervencionista. Le ofrecieron la rendición y no la aceptó, murió disparando hasta el último cartucho, a la edad de treinta y tres años, una edad simbólica, el día de su nacimiento

Pedro Rafael Gutiérrez (periodista e historiador) escribió: “El General Zeledón no es un mártir de última hora, sino un héroe de tiempo completo”. Y es que Zeledón siempre mantuvo durante su vida, una postura bien definida en cuanto a su visión de patriota, en defensa de la soberanía y nacionalidad. 

Tuvo una vida bien corta: 33 años, pero cumplió con la dimensión que se le asigna a los héroes, que mueren jóvenes. Zeledón es el hombre que tomó en su corazón la bandera de Nicaragua, la puso en alto y no se rindió, sino hasta su muerte. 

Sucumbió a una edad en que muchos nicaragüenses, aún no han comenzado a amar a Nicaragua, porque no han sentido el calor del patriotismo, ni aprendido los principios de justicia, libertad y democracia.

Del general Zeledón, bastan sus cartas de protesta a los jefes de las fuerzas interventoras, para inmortalizarlo. Su proclama al marchar hacia Managua. Su carta última a su esposa Esther explicándole la razón de su lucha y sacrificio. Su posición de firmeza ante su suegro que le pide se rinda en El Coyotepe y que lo haga por sus hijos. 

La batalla de Tisma en la que derrota a Emiliano Chamorro. Su participación en la Batalla de Namasigüe emb la guerra contra Honduras y El Salvador, defendiendo el territorio nacional y su heroico enfrentamiento en Masaya con el mejor ejército del mundo. 

Cualquiera de estos hechos bastan para ubicarlo con toda propiedad en un lugar supremo en el altar de la Patria y que merezca el reconocimiento eterno de todos los nicaragüenses, por sus definidos perfiles de héroe, mártir, nacionalista y anti intervencionista.

Sobre su muerte Salvador Mendieta dice: “Que fue un asesinato canibalesco con escenas de brutalidad desarrolladas ante su cadáver y en su fosa”. Gregorio Selser explica: “Que fue montado de través sobre un caballo, para escarmiento de quienes osaran imitar su rebeldía”. 

Emiliano Chamorro en su autobiografía, trata de esconder la orden que dio para matarlo y dice: “Fue una sorpresa, que en una pequeña escaramuza, sin importancia hubiera perdido la vida el General Zeledón”. Pretendiendo hacer creer que nunca supo nada sobre su muerte. 

Pero investigando sobre los hechos se ha comprobado que el Comandante Butler informó al Contraalmirante W. H. Southerland, Jefe de las fuerzas interventoras, que Zeledón había sido capturado y sugería su muerte: “Personalmente yo sugeriría que sin oponer ninguna acción por nuestra parte, a alguien se le permitiera ahorcarlo”. 

También se ha comprobado que desde el 12 de septiembre, Emiliano Chamorro había ordenado la muerte del héroe, exonerando de responsabilidades a sus amos yanquis. La hipocresía y servilismo de los traidores y vende patrias se presenta y se prolonga en el tiempo en Nicaragua.

El General Zeledón pudo haber sido capturado vivo pero fue vilmente asesinado en un paraje de la Comarca “El Arroyo” en El Diria, teniendo una lenta y dolorosa agonía. Su cadáver lo transportaron en una carreta, dejándolo tirado a la entrada del cementerio de Catarina. Almas caritativas lo enterraron en las afueras de dicho cementerio.

Su heroísmo y muerte lo catapultaron a la categoría de prohombre de la patria. Hay que decirlo en altas y claras voces y repetirlo: Benjamín Zeledón, como José Dolores Estrada Vado, como Andrés Castro, como el General Sandino han transcendido todo lo partidario y ambiciones personales. Son Héroes Nacionales, que deben tener el reconocimiento de todos los nicaragüenses. El simbolismo de Zeledón y su gesta, su proyección anti imperialista deben ser ejemplo, para que nunca más nuestro suelo patrio, sea hollado por la intervención extranjera.

El pensamiento y la lucha de Zeledón están escritos en el mármol de la inmortalidad. Es un referente para exaltar nuestro patriotismo. Debemos conocer el pensamiento de nuestros héroes porque en ellos está la raíz para proyectar la Nicaragua del futuro en libertad.

Benjamín Zeledón decía:

“El pobre humillado, explotado y escarnecido, por una insolente oligarquía, tendrá alimento para sus bocas hambrientas y lienzos para cubrir sus ateridos cuerpos”. “El agricultor labrará la tierra prolífica, bien sabido de lo que produzca no le será confiscado”. “Los que saquearon el Tesoro Nacional devolverán lo que ilegítimamente se apropiaron, pues ese dinero pertenece al tesoro del pueblo, al pueblo, cuyas necesidades aliviaremos”.

“No más intervención en nuestros asuntos internos. Las aduanas serán administradas por manos nicaragüenses o por manos centroamericanas. Nuestros ferrocarriles regalados por un gobierno malvado, volverán a nuestro poder porque cada riel, cada durmiente, cada locomotora, representan una energía, una palpitación o un soberano anhelo de nuestros conciudadanos”.

“Yo y los patriotas que me siguen de corazón, no entendemos de pactos y menos aún de rendiciones, puesto que defendemos la dignidad y la soberanía de Nicaragua”.

“Queremos que haya verdadero bienestar para todos los humildes, para los del montón, para los anónimos a quienes la oligarquía llama despectivamente «Carne de Cañón»”.

Que retumben a 141 años de su nacimiento y a 108 años de su tránsito a la inmortalidad, el pensamiento y las palabras del General Benjamín Zeledón. Para que los nicaragüenses pensemos en la patria, en el bienestar nacional. Y que las divisiones, las luchas intestinas, las ambiciones rastreras no promuevan nuevamente que los extranjeros intervengan en los asuntos internos del país y decidan sobre el destino de nuestra Nicaragua. Y que más nunca las botas del invasor pisen y mancillen el sagrado suelo patrio.

Se ha iniciado a nivel nacional una jornada para que se conozca más la lucha patriótica de Zeledón y sus valientes que ante un enemigo muy superior en armas y número, no dudaron nunca en enfrentarlas y morir, en defensa del honor y de la Soberanía Nacional. Tenemos que aprender de su lucha, arrojo y valentía en defensa del suelo patrio. 

Que nos sirva de ejemplo permanente, su gesta y su amor por Nicaragua libre. Y que su imagen nos guíe para volver a derrotar a los descendientes de los Chamorros y los Díaz, los vende patria, que actualmente quieren regresar del pasado a nuestra patria, para entregarla y someterla a las órdenes del imperialismo.

Muchas Gracias.

¡Siempre más allá!