Este viernes 24 de abril, el embajador de Nicaragua en la OEA, Luis Alvarado, expuso un mensaje de retos y desafíos de la región por el impacto del coronavirus.
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A continuación el mensaje íntegro:
Señor Presidente
La delegación de Nicaragua, agradece la convocatoria de esta sesión virtual del Consejo Permanente de la OEA, destinada a abordar los retos y desafíos que enfrentan todos los países de la región como consecuencia del impacto del COVID-19. Saludamos la presencia del distinguido Ministro de Relaciones Exteriores de la hermana República de Costa Rica, Sr. Rodolfo Solano Quirós, y tomamos nota de las presentaciones realizadas.
Nos enfrentamos a una crisis sin precedentes en el que el punto de inflexión de esta Pandemia no se vislumbra con claridad en el horizonte, lo que hace difícil determinar a ciencia cierta la magnitud del impacto sanitario, económico y social entre otros que dejara en la región.
En su mensaje a la nación del pasado 15 de abril del año en curso el Presidente de la República Comandante Daniel Ortega Saavedra hizo un llamado a la paz, a poner fin a todo tipo de guerra, a todo tipo de agresión contra Pueblo alguno a cultivar la Paz, y fortalecer la Paz. Estos son momentos para la Solidaridad y la Unidad de los Pueblos del Mundo, decía el Presidente Ortega.
La actual pandemia del COVID-19, ha dejado al descubierto que en los países altamente desarrollados los sistemas de salud, no fueron diseñados para atender a la población empobrecida, para atender a los trabajadores sino que fue diseñada para atender solamente a las personas adineradas con capacidad de pago y de cobertura de los onerosos gastos de salud de estas instituciones.
Eso explica que ante esta Pandemia estos países hermanos se encuentren carentes de suficientes instrumentos y suministros médicos, faltan camas, máquinas respiradoras y capacidad instalada para atender a la población.
Esta Pandemia, ha sacado a relucir las fortalezas y las falencias que en el campo de la salud afrontamos los Estados Miembros de la Organización y muchos otros países del mundo, y ha demostrado que sistema de salud está en mejores de condiciones de hacerle frente a esta pandemia.
En lo que respecta al sistema de salud nicaragüense, a este sistema asisten los pobres, los trabajadores, los pueblos indígenas y afrodescendientes quienes gozan de una cobertura gratuita a nivel nacional.
En cuanto al aspecto económico de esta crisis, según un análisis del mes de abril de 2020 del BCIE, a nivel mundial, la pandemia del COVID-19 ha obligado prácticamente a todos los países del mundo a tomar medidas de prevención, contención y mitigación del contagio que, de manera colateral, han afectado la economía mundial. Las consecuencias inmediatas han sido una parada repentina de la producción global, creando trastornos en la cadena de suministros, en la demanda de los mercados, en el accionar de las empresas, y disrupciones en los mercados financieros.
En el caso de Centroamérica, según el estudio de BCIE, se prevé que los efectos se hagan visibles en el sector externo: el comercio, turismo, y remesas; y en el sector real: inversión, demanda agregada y transporte. La cascada de consecuencias económicas demandará políticas de apoyo por parte de los gobiernos, lo que se estima generará presiones fiscales importantes, la promoción de políticas monetarias contra cíclicas que generará presiones en el endeudamiento.
Según el análisis del Banco Mundial en sus perspectivas 2020 para las economías de los países latinoamericanos y del Caribe, la economía de la región se contraerá en 4,6% producto de las tensiones sociales, el colapso en los precios internacionales del petróleo y la crisis de la COVID-19 (coronavirus).
Señor Presidente, aún resuenan la voces de los pueblos como el nicaragüense y naciones del mundo que demandan que se ponga fin a las políticas unilaterales ilegales llamadas sanciones, que se condone la deuda a los países pobres y cese el bloqueo económico y financiero que se sigue manteniendo en contra diversas naciones del planeta, en contravención de los principios del Derecho Internacional y de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, cuya transgresión pone en peligro la paz y la seguridad internacionales.
Estos son tiempos de cambios profundos hacia la hermandad, la solidaridad y la paz entre los pueblos y naciones del mundo, es el llamado de la naturaleza, es el llamado de Dios a la humanidad a un cambio en el corazón.
En su mensaje del 21 de abril del año en curso a la nación, la Compañera Vicepresidenta de la República Rosario Murillo, se refería a nuestras prácticas familiares, “Aprender, siempre Aprender, para tratar de hacer las cosas mejor, y de crear, entre Tod@s y por el Bien de Tod@s, un Mundo Mejor, Justo, Respetuoso, Fraternal, Equitativo… Un Mundo Solidario… Un Mundo que palpite como Corazón Bueno, más allá de todas las miserias, y más aquí en nuestra Condición Espiritual, que precisamente por Espiritual nos hace Humanos. Verdaderamente Humanos !
Vivimos en esta Nicaragua Bendita, queriéndonos y cuidándonos, trabajando y aprendiendo, como decíamos. Y aprendiendo a querernos y cuidarnos más y mejor, en los Hogares, entre las Familias, en los Vecindarios, Comarcas, Barrios, Comunidades, de todo el País, y honrando y amando a Dios en el Amor al Prójimo, todos los días.
Convirtiendo ese Amor en Protección de la Salud, la Vida, y la Fuerza de nuestros Empeños, Honestos, Modestos, Creativos, Inteligentes y Solidarios… Empeños nuestros de cada día, en el Nombre Poderoso de Jesús !.” Hasta aquí el fin de la cita.
A como dijera su Santidad el Papa Francisco en su homilía del 19 de abril de 2020, “Ahora, mientras pensamos en una lenta y ardua recuperación de la pandemia, se insinúa justamente este peligro: olvidar al que se quedó atrás. El riesgo es que nos golpee un virus todavía peor, el del egoísmo indiferente”, expreso.
Nicaragua seguirá abogando y trabajando por la paz, la protección de la vida, la salud y la seguridad ciudadana y económica de la familia nicaragüense.
Muchas Gracias Señor Presidente.