La pandemia del coronavirus es el tema de todos los días en nuestro desayuno, almuerzo y cena. El mundo jamás se esperó pasar por una crisis de este tipo y la humanidad ha reaccionado de la mejor forma que ha podido… Bueno, algunos más que otros.
A raíz del brote de esta epidemia se ha dicho y repetido sin cansancio las medidas para contrarrestarlo, que tiene que ver sobre todo con el higiene personal y el distanciamiento social, hasta la medida de lo posible, tolerable y viable en términos socioeconómicos.
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No es de cerrar todo y aislarse ya, para aquellos de mentalidades básicas que creen que todo se soluciona de una única forma, precipitada y sin medir consecuencias.
Con esto no quiero decir de que la vida se debe seguir con la misma modalidad a como estábamos antes del COVID-19, sino que con responsabilidad con uno mismo y para terceros, hay que ser consecuentes y racionales con las medidas a tomar para que no nos contagiemos todos de esta enfermedad.
¿Para qué tanto aceite?
En distintas partes del mundo se ha visto cómo ha afectado a la sociedad el coronavirus, sobre todo para mediados de marzo en adelante que el epicentro está concentrado en Europa. Discos, bares, restaurantes, metros, museos y otros sitios de esparcimiento parecen desiertos con las medidas gubernamentales de cuarentena.
Lo que se permite en estos países, así como en algunos de América Latina, es el de salir únicamente para compras esenciales de alimentos y medicina, con el fin de evitar aglomeraciones de personas y esperar que así el virus no se expanda más.
Hasta ahí todo bien, el problema es que la gente cuando va a hacer dichas compras, se ponen como si vinieron los aliens a conquistar la Tierra, o como que se viene la Tercera Guerra Mundial. A ver, hay que calmarnos con ese tema.
Aquí en Nicaragua con dos casos positivos, los cuales gracias al correcto actuar de las autoridades de salud ya se les está dando seguimiento para que el contagio no sea mayor, la gente desde la primer noche que se anunció salieron a atiborrar supermercados, farmacias, pulperías, distribuidoras, etc.
No fueron todos, pero sí llamó la atención cómo habían algunos con compras excesivas de papel higiénico, alcohol gel, jabones y… ¿aceite?. Eso ni hablar de las mascarillas, que la gente insiste en usar para "no contagiarse", ya que no terminan de entender que ese no es su uso, sino que si estás enfermo las uses para que no contagies a los demás.
Llamado a la sensatez
Mientras estemos en un período que no es de emergencia total o que tengamos la impetuosa necesidad de interrumpir funciones y guardarnos todos en casa, hagamos las compras con responsabilidad.
Si te vacias el supermercado o la pulpería, sin que tengas ningún síntoma ni nadie de tu familia, significa que le estás quitando a alguien que sí lo puede necesitar. Todos necesitamos del mismo papel, del mismo jabón y de las mismas vitaminas. De nada te sirve que acapares para que estés meses bien y que a los demás se nos dificulte luego conseguir esos mismos insumos.
Por supuesto que con el tema del abastecimiento no hay señales de que vayamos a sufrir aquí en Nicaragua, pero sí que crearse el pánico y comprar a lo loco provocará mayor atascamiento, retrasos y zozobra para los que puedan pasar momentos de más angustia, en caso de que se vean infectados con este virus.
Recomendación
No vayas a hacer compras masivas, está bien asegurarse un poco de provisiones por todo y todo, pero sin exagerar ni caer en el juego del miedo, que es donde empieza a fallar todo y propicia al descontrol.
Está bien que exista tensión por este tema, pero la vida sigue y afortunadamente en Nicaragua la situación se ha visto controlada en la mejor medida posible. Eso seguirá porque se cuenta con expertos nacionales e internacionales que están tratando el asunto de forma constante, así que a confiar y seguir adelante, con responsabilidad y con el cuido adecuado.