El periodista francés Maurice Lemoine, quien participó en la celebración del 19 de julio, realizó un artículo donde destacó la masiva participación de familias nicaragüenses en el 40 aniversario de la Revolución Popular Sandinista.
Empezó su artículo destacando que “en un país donde se celebró el 40 aniversario de la caída del dictador Anastasio Somoza, derrocado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) el 19 de julio de 1979. Llevados al poder en noviembre de 2006 por los nicaragüenses, después de un doloroso castigo neoliberal de 16 años, el Frente y el Presidente Daniel Ortega, se enfrentaron durante tres meses en 2018 a una ola de manifestaciones muy violentas”.
En Europa, y específicamente en Francia, pequeños grupos de extrema con un internacionalismo de nueva apariencia, organizaciones no gubernamentales (ONG), altamente subsidiados con dinero públicos, multinacionales que defienden los derechos humanos con geometría variable están atacando a la Nicaragua sandinista, destacó.
Incluso vemos a antiguos miembros de las brigadas de solidaridad, presentes en el campo en los años ochenta, pasar de la “pupusa” a la pupUSA (mientras vilipendian a Donald Trump para encubrirse). En resumen, “el debate se desarrolla entre hermanos que se han convertido en enemigos”.
Sin embargo, Daniel Ortega y el FSLN no estaban solos el 19 de julio en Managua. “Una marea humana los acompañó en la plaza Juan Pablo II, donde se desarrollaba la celebración. A esta masiva e indiscutible manifestación, que hizo algo obsoleta la idea de que un “régimen represivo” se había enfrentado el año pasado a una revuelta popular se sumó la notable presencia de varios centenares de miembros de organizaciones, movimientos sociales y otras personalidades internacionalistas que vinieron por cuenta propia a mostrar su solidaridad con la Nicaragua sandinista”, detalló.
Lee también: Partido Comunista Francés felicita el 40/19
Con recuerdos de los años ochenta en sus corazones, cabezas y ojos, vinieron participantes de Panamá, Colombia, Guatemala, El Salvador, México, Argentina, Perú, Japón e incluso de Europa. La más destacada de las delegaciones fue sin duda la Brigada Salvador Allende, que incluyó a treinta ex combatientes chilenos que enfrentaron la muerte al lado del FSLN, y en cuyo nombre habló Pablo Sepúlveda Allende, nieto del compañero presidente. Como dijo el amigo de la Brigada, “estamos listos para venir a defender a Nicaragua, Venezuela o Cuba, sea cual sea el proceso revolucionario agredido, en cualquier momento; nosotros, los contingentes internacionalistas, estamos listos para venir a defender a Nicaragua”, enfatizó.
Es un honor para mí estar aquí. Lejos del progresismo académico, en este torbellino de canciones revolucionarias, consignas, recuerdos, risas, esperanza y pasión, tuvimos la oportunidad de encontrar a Patricia Rodas, ex canciller del presidente hondureño Manuel Zelaya, derrocado en junio de 2009 por un golpe de Estado. Rodas representaba al partido de oposición de izquierda Libertad y Refundación (Libre), siempre dirigido por Zelaya. Menos mediatizado que Nicaragua, Honduras atraviesa una crisis infernal, sumida en el caos desde hace diez años. Desde junio, miles de manifestantes reclaman la destitución del presidente derechista Juan Orlando Hernández, quien se encuentra en el poder desde 2014 gracias al fraude electoral y a la violación de la Constitución, detalló.
Estamos claros. “En Nicaragua, hubo un ataque utilizando plataformas sociales alternativas construidas por el Imperio. Son los mismos que existen en Honduras, con los mismos objetivos: despolitizar la política, demonizar la política, quitarle al pueblo el deseo de luchar por el poder. No lo consiguieron en Honduras ni en Nicaragua. Nuestros pueblos siguen en pie y ya basta de doble moral. Especialmente de personajes que se llaman a sí mismos progresistas o revolucionarios. Si no tienen afinidad con los que están luchando, que al menos reconozcan al enemigo común. Si creen que Washington vendrá a luchar por el pueblo, ¡creo que están completamente en la luna!”, concluyó.