Un jueves común y corriente en que el nicaragüense se levantó de su cama y se dirigió a trabajarsustento a la casa. Los que viven en la espuma de la red social, se encierran en sus casas sin ninguna repercusión.
El llamado al Paro es nuevamente una estrategia de someter el pueblo al hambre y la miseria. La Alianza Cívica hace alarde de este día, de ver unos cuantos establecimientos cerrados, de ver apenas y un poco menos de movimiento en las calles. Gozan al ver el país -según ellos- paralizado, enfermo, agonizando.
Bajo su lógica, su egoísta y criminal lógica, vale la pena sufrir y padecer con tal de que se cambie el poder en el país. La ambición suya es más grande que la vida de la gente de barrios y comunidades, de esos que ni conocen porque no les aparece en el muro de su Facebook, Twitter e Instagram.
"Hacer patria"
Asumen que estos paros empresariales -gremio por el cual se supone que velan pero ni les importa sus trabajadores- significan una estocada al legítimo y popular Gobierno sandinista. Perciben que haciendo daño a Nicaragua van a obtener sus cuotas de poder, todo camuflado bajo el mensaje que repiten como borregos los "Azul y Blanco", ese de "hacerlo por la patria".
¿Hacer patria es dejar al comerciante sin un tiempo de comida? ¿Hacer patria es quitarle un día de vacaciones a un empleado? ¿Hacer patria es dejar de producir un día por capricho? ¿Hacer patria es jugar a la política sin que te importen las personas de menos recursos? ¿Hacer patria es jugar con la inteligencia del pueblo? No, claro que no es así.
Con distintas publicaciones que intentan viralizar por redes sociales, ponen en manifiesto que "sumarse al paro" es exigir justicia por los "presos políticos". Atinan a que la gente se sienta sofocada o que sea "mal vista" por no apoyarlos, por aquel discurso obsoleto y que busca tapar la cloaca de mentiras que han venido despilfarrando a través de distintos medios.
La miseria de mente
Desgraciadamente, hay algunos dueños de negocios y otros que en su inmensa miseria de mente creen hacer algo bueno con no trabajar.
En su genialidad creen que unirse al paro es "luchar contra la dictadura", aportar a la "causa por la libertad". Esbozan esas frases mientras pierden utilidades, porque efectivamente un día no trabajado es un día en que no se gana nada.
Pregúntenle a un taxista si puede darse el lujo, y quienes lo hacen, en su bravuconería se sienten mártires, cuando saben que en realidad se hacen daño a ellos mismos y a sus familias. El día desperdiciado significa no ajustar para ir a la venta en la noche, negocio que por cierto sí está abierto porque su propietario o propietaria sabe que necesita trabajar para vivir, a diferencia del iluso obrero del volante.
Más ridículos son dueños de algunos establecimientos comerciales de comidas y bebidas, quienes al cerrar reducen sus ganancias a final de mes, reducen la oportunidad de poder cumplir con sus obligaciones financieras. ¿Todo por seguir lo que dicen las redes? ¿Así te hacés llamar empresario? ¿Así te crees emprendedor con visión? Das lástima más bien y tus trabajadores deben pensar igual.
La dignidad del trabajo
Y todo esto se traduce a lo de siempre: el clasismo. El que está en una posición cómoda siente que el Paro Empresarial es un sacrificio mínimo, que solo es "quedarse en la casa". Jamás piensa que en el de la clase obrera, trabajadora, quien se empeña todos los días en salir adelante y vivir dignamente, tiene que aprovechar cada día para levantar su economía familiar.
¿Qué va a saber aquel o aquella que pasa posteando inventos escandalosos en redes? ¿Qué va a saber el que, desde fuera del país, expresa en redes cómo le "duele la situación"? ¿Qué va a saber la que, por creerse influencer, solo se suma a la burbuja sin tener ningún análisis real de lo que sucede en Nicaragua?
Lo importante es que a como siempre han sido, es la minoría la que se deja engatusar con el llamado paro, personas ingenuas que todavía no despiertan y se dan cuenta que no es así como se generan cambios. El nica consciente, patriota, con amor a Nicaragua, ese salió hoy a trabajar o a realizar sus compras de lo más normal.
Para concluir, solo queda decir que el puente para un futuro próspero en el país ya fue erigido: se llama diálogo, y no es el Gobierno quien atrasa en el proceso de conseguirlo, sino la organización sumisa del poder extranjero y sin apoyo popular llamada Alianza Cívica.
