I. Hace unos pocos días, con el evidente patrocinio del Gobierno de Alvarado-Piza, se realizó una marcha de enemigos del gobierno del Comandante Daniel Ortega y de su vicepresidenta doña Rosario Murillo. Puede ser que esos opositores tengan derecho a reunirse, pero es increíble que oficialmente se autorice y se traslade a los opositores hasta la frontera. Esto no es simplemente el ejercicio de un derecho, es de parte del Gobierno una inusitada provocación.
Es evidente que el Gobierno de Carlos Alvarado estuvo directamente involucrado en este asunto. ¿Qué beneficio podría obtener Costa Rica de la conducta descrita?. Obviamente ninguno, puesto que carece de sentido violar las normas tradicionales de las relaciones diplomáticas, sin otro propósito más que servír a intereses ajenos, en este caso los del Gobierno de los Estados Unidos.
La Directora de Migración y Extranjería, no solamente otorgó el permiso para tal manifestación sino que aconsejó a los participantes en el acto que se protegieran porque sus vidas estaban presuntamente amenazadas. Esta es una acusación falaz. Copió las palabras de la funcionaria (publicadas por el periódico La Nación): “La personas que solicitan refugio no tienen impedimento legal para realizar este tipo de manifestaciones…y agrega: “No obstante, porque sus vidas corren peligro, lo recomendable es que mantengan el anonimato o prudencia en esta forma de protesta”.
¿Cuál fue el propósito de propiciar esa manifestación en las cercanías a la frontera?
Una insólita provocación contra un Gobierno con el cual se mantienen relaciones diplomáticas y un intento de crear una imagen falsa de la realidad nicaragüense. El pueblo de Nicaragua, como cualquier otro pueblo quiere y necesita vivir en paz y en justicia. Eso es precisamente lo que el imperialismo norteamericano y sus servidores quieren evitar.
El afán imperial de frustrar las ansias de libertad y de autodeterminación ha provocado derramamiento de sangre, dolor y miseria en muchos pueblos, en todos los continentes. Ahora se está aplicando la fórmula brutal al hermano pueblo nicaragüense. Esta es una verdad bien sabida y comprobada.
Desde el primer día y aún antes del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, comenzó una campaña feroz de los yanquis contra la posibilidad de una nueva vida para ese pueblo hermano. Se le sometió a una violenta y pérfida guerra, encabezada por los llamados “contras” y por legiones de mercenarios.
Fue tan brutal la agresión del Gobierno yanqui contra el pueblo de Nicaragua que la Corte Internacional de Justicia lo condenó al pago de 17 mil millones de dólares
El monto de la indemnización se quedó corto, aunque lo cierto es que ese imperio criminal jamás pagó un centavo. Invito a los lectores a que traduzcan a córdobas el monto de los 17 mil millones de dólares y así podrán tener mayor claridad de los daños sufridos, por un lado y por otro la maldad que implica dar la espalda a una decisión del máximo tribunal internacional.
II. Los mismos agresores han apelado ahora a nuevos métodos, pero igualmente nefastos. Nunca pagaron los daños ocasionados pero persisten en los mismos propósitos injerencistas.
El odio del imperialismo contra el Frente Sandinista de Liberación Nacional ha sido una constante, que se ha mantenido a lo largo de poco más de cuatro décadas. Para los dirigentes del imperio la discrepancia política se convierte fácilmente en un estado emocional, es el resultado de su afán de ser dueños de todos los pueblos, de sus riquezas y del sudor de sus trabajadores.
Odian a la Nicaragua sandinista, porque a lo largo de tantos años no han logrado destruirla ni torcer sus nobles propósitos de transformación social. La guerra no les dio el resultado buscado.
Los sandinistas supieron mantenerse serenos y respetuosos de la voluntad electoral cuando fueron derrotados en las urnas. Y por esa misma vía retornaron a los puestos más elevados de la conducción política de la sociedad nicaragüense.
Se abrió así una vía ancha y luminosa para una nueva vida, que no será la obra de un día pero sí una meta cierta. Esa vía es el programa del Frente Sandinista de Liberación Nacional que ha tenido que bogar en mares profundos y agitados pero que nunca ha sido traicionado.
III. Si no se le pudo derrotar en las urnas, si no tienen ninguna posibilidad de derrotar al FSLN en las urnas electorales. El imperio buscó otra posibilidad: un golpe de Estado. Esta posibilidad fracasó, como es evidente.
Entonces las posibilidades internas se agotaron; se apeló a la conspiración internacional y a la injerencia directa del gobierno de los Estados Unidos y de los gobiernos sometidos. Es un esquema es bien conocido. Primero una provocación interna, cuanto más violenta mejor y con ello alimentar una campaña de falsedades y mentiras a cargo del conocido monopolio mediático.
La falsificación de la vida cotidiana del pueblo de Nicaragua resulta de tales dimensiones que es solo comparable con la aplicada a Cuba, a Venezuela, a Bolivia y a otras sociedades progresistas. Los propósitos políticos del imperialismo siempre han estado basados en la falsificación de la realidad. Estados Unidos nunca ha apelado a la verdad para lograr sus propósitos, no puede hacerlo porque estos propósitos nunca han sido ni sanos y ni limpios.
Los yanquis obligatoriamente necesitan inventarse falsos enemigos y fingir buenos propósitos. Esta nota se haría excesivamente larga si tratáramos siquiera resumir sus grandes mentiras y los crímenes que les sirvieron de base.
Simón Bolívar, el Libertador, descubrió muy temprano de la falsedad de la política internacional de los yanquis. Nos enseñó que “Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad”.
En base a mentiras han ocupado e intervenido en asuntos propios de cada uno de los países de América y, siempre buscando propósitos de explotación de sus riquezas o tratando de segar ejemplos brillantes de vida en justicia y libertad. Ese ha sido el signo de los golpes de Estado, así fue derrocado el gobierno de Salvador Allende y fue impuesto el dictador Pinochet. Son muchos las situaciones semejantes. Este el mismo modelo que quisieron aplicar al Gobierno democrático de Daniel Ortega.
Otros dirigentes populares fueron selectivamente asesinados. Existen poderosas razones para concluir que así fue asesinado el Comandante Hugo Chávez Frías. Con otros métodos buscan el modo criminal de condenar a los pueblos a pasar dificultades económicas; buen ejemplo ha sido el bloqueo—absolutamente criminal—a Cuba. Igualmente podríamos hablar de la invasión a Irak basada en una gran mentira, de la destrucción de Libia, así como de la intervención en Siria o del trágico ejemplo del sacrificio del pueblo palestino. El imperialismo norteamericano y sus secuaces han plagado al mundo de muerte, de explotación y de miseria.
IV. Así están las cosas en nuestro país, donde los gobernantes y los señores de la oligarquía proyanqui se empeñan en ponerlo todo al revés, es decir, la cabeza abajo y a las patas arriba. Todo está “patas arriba”, decían mis tías campesinas, cuando encontraban que algo o alguien, estaba en absoluto desorden.
Siguiendo la misma lógica, la expresión “patas arriba” define la situación del actual gobierno. ¿Qué gana el Gobierno de Carlos Alvarado y de Epsy Campbell, ejercido por Rodolfo Piza, con tensar las relaciones diplomáticas con Nicaragua?. No se trata de que los gobiernos sean amigos, esa no es condición para unas relaciones diplomáticas normales; para ello basta el respeto regido por la normativa que rige la materia. Es suficiente la no injerencia en los asuntos internos.
Epsy Campbell comenzó su gestión despotricando contra el Gobierno legítimo de Venezuela. Entonces no habían comenzado sus prolongados y onerosos periplos. Luego dio un salto y se quedó sin chamba aunque, seguramente pensó que se mantendría el ministerio gracias a sus irracionales ataques contra el Gobierno de Nicaragua.
Sin conocer los más simples elementos de la administración de su ministerio se dedicó a ganarse la amistad de los yanquis. Esa fue su inútil y estúpida prioridad. Es una vergüenza padecer un gobierno sometido a la voluntad de otro gobierno, que es precisamente el menos democrático y más irrespetuoso de los derechos humanos, el Gobierno yanqui.
V. A lo largo de los años hemos afirmado que una de las desgracias más notorias de nuestros gobiernos ha sido carecer de una política internacional independiente. El último gobierno que mostró independencia en materia internacional fue el de don Rodrigo Carazo Odio. Todos los demás presidentes han practicado un vulgar seguidismo en relación con la política internacional de los Estados Unidos. Hagan lo que hagan los yanquis, el gobierno de turno se le suma a la cola, así lo hizo Abel Pacheco que, sin que se lo pidieran, se sumó a la falsa “coalición” que invadió y destruyó a Irak.
El imperio para establecer sus relaciones internacionales dividen a los Estados en dos grandes grupos: enemigos o sirvientes. Sus enemigos son los gobiernos que defienden sus recursos naturales, los que buscan la justicia para su pueblo y, en síntesis, aquellos que defienden su derecho a la autodeterminación. Los que se someten a sus dictados son sus amigos, pero sus amigos deben tener una condición muy particular: tienen que practicar de la obediencia ciega.
Es lamentable que el Gobierno de Costa Rica, se haya sumado a la segunda categoría: los subordinados o esclavizados. ¿Qué sabe el Gobierno de Alvarado de lo que ocurre en Nicaragua?, ¡No sabe nada!, pero repite lo que Trump quiere que repita.
Trump necesita que se apoye el Nica-Act, una disposición infame que con unas pocas normas más, incluyendo las estúpidas sanciones, podría significar el bloqueo a Nicaragua. Tendríamos entonces tres pueblos latinoamericanos, Cuba, Venezuela y Nicaragua, bloqueados por los yanquis y por sus subordinados.
El mundo entero, por sus representaciones en las Naciones Unidas, se ha pronunciado contra el bloqueo a Cuba, pero el infame sitio se mantiene. Solo Estados Unidos e Israel apoyan la infamia que se ha mantenido por más de medio siglo.
Ahora el blanco principal del ataque yanqui es Venezuelarecursos naturalesVenezuela han puesto a funcionar a la OEA y a su asqueroso Secretario, servil representante de la indignidad, un tal Almagro y al llamado Grupo de Lima. Para que no haya dudas el Grupo de Lima está integrado por los siguientes gobiernos: Costa Rica, Honduras, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia y México.
Este grupo variopinto, tiene un denominador común: obedecen ciegamente las órdenes de D. Trump (con la honrosa excepción del México de López Obrador). Así que sometidos a una voluntad ajena pretenden dar un golpe de Estado en Venezuela. Es la nueva versión de los golpes antidemocráticos. Ya han ensayado muchas, pero de esta vez no tendrán éxito, fracasaran igual que en Nicaragua.
El Presidente Maduro Moros ganó un proceso electoral con el 67 por ciento de los votos y a estos señores se les ocurre que el electo no debe aceptar el cargo. Parece que este convivio es más bien un aquelarre, pero no de brujos sino de locos. Es un golpe de estado (con minúsculas) por correo; la última creación de la Agencia Central de Inteligencia.
En el Comunicado de la República Bolivariana de Venezuela se dice: “El mundo ha sido testigo de cómo el pasado 20 de mayo de 2018, en Venezuela se celebraron elecciones presidenciales, con una amplia participación popular contando con la concurrencia de diversos candidatos en representación de un número aún superior de partido políticos, resultando vencedora la candidatura de Nicolás Maduro Moros con un margen superior al 67% de los votos válidamente emitidos”.
¿Pueden los serviles del grupo de Lima demostrar lo contrario?.Por supuesto que no podrán, están enredados en sus propios mecates.
Tampoco podrán tener éxito en el intento de quebrar la democracia en Nicaragua. También ahí están enredados en sus propios mecates.
Nota por: Humberto Vargas Carbonell