Washington, 5 oct (EFE).- El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, inició este viernes una gira por Asia con el reto de hacer avances en el proceso de distensión con Corea del Norte, la misión de programar una segunda cumbre entre los líderes de ambos países y el mensaje de que el régimen de sanciones a Pionyang debe mantenerse intacto.
Pompeo hará este domingo su tercera visita a Pionyang como titular de Exteriores tras pasar por Japón y antes de viajar a Corea del Sur y China, en una gira que tiene como objetivo principal preparar una nueva cumbre entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un.
El jefe de la diplomacia estadounidense se reunirá con Kim en la capital norcoreana para sentar las bases de un nuevo encuentro que continúe el proceso iniciado por Trump y el dirigente norcoreano el 12 de junio en Singapur.
"Comenzaremos (Kim y yo) a desarrollar opciones tanto del lugar como de la fecha en los que el líder Kim se reunirá de nuevo con el presidente (Trump)", dijo hoy Pompeo en declaraciones a la prensa que viaja con él, durante una escala en Alaska.
"Puede que vayamos más allá de eso, pero todavía habrá que resolver temas logísticos complejos, así que probablemente no anunciaremos" la fecha de la cumbre, agregó.
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Pompeo confió en que se podrá programar esa reunión a pesar de que no habido avances tangibles en el proceso de desnuclearización de Corea del Norte desde la cita de Singapur, y de que ambos países han dado señales de que lo conciben de forma muy diferente.
"La misión es asegurarnos de que entendemos lo que cada país está tratando verdaderamente de conseguir", resumió Pompeo.
"Cada lado tiene que desarrollar la confianza suficiente para que se puedan dar los pasos necesarios para llegar al final", destacó.
El titular de Exteriores no quiso detallar lo que planea exigir a Kim ni aclaró si está dispuesto a apoyar la firma de un tratado de paz entre Pionyang y Seúl, algo que Corea del Norte reclama como paso previo a la desnuclearización.
Pompeo viaja también con el mensaje de que Washington no planea suavizar sus sanciones hasta que se complete el proceso de desnuclearización, mientras que Corea del Norte aboga por un levantamiento progresivo de esas restricciones.
El principal diario norcoreano, el Rodong, insistió esta semana en que las sanciones suponen una fuente de "desconfianza" bilateral.
Pero esas notables diferencias no han empañado los planes para una segunda cumbre con un Trump, convencido de sus virtudes como negociador y de su relación especial con Kim, de quien llegó a decir la semana pasada que se había "enamorado" gracias a las "preciosas cartas" que le ha enviado el líder norcoreano.
#ATENCIÓN | Secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, se reunirá el domingo con Kim Jong-un en Corea del Norte. Espere más información en breve. pic.twitter.com/clhhl1gjls
— NTN24 (@NTN24) October 2, 2018
Como apunta el experto Mintaro Oba, que trabajó hasta 2016 en el programa sobre la península coreana del Departamento de Estado de EE.UU., "programar reuniones es más fácil que resolver problemas complejos".
"Pero asegurar que esta cumbre producirá avances sustanciales hacia la desnuclearización es un reto mucho mayor, y eso no puede resolverse en una sola visita" de Pompeo, indicó Oba a Efe.
Pompeo también tratará de mantener la unidad con sus aliados en Tokio, donde se reunirá este sábado con el primer ministro nipón, Shinzo Abe, y el canciller Taro Kono; y en Seúl, donde se verá el domingo y lunes con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, y con la ministra de Exteriores de ese país, Kang Kyung-wha.
El lunes, el jefe de la diplomacia estadounidense viajará a China, donde sus planes preliminares incluyen encuentros con su homólogo chino, Wang Yi, y el consejero de Estado, Yang Jiechi.
Esa visita llega en un momento de fuertes tensiones con China debido a la guerra comercial, las acusaciones de injerencia electoral y los choques militares, que han elevado la temperatura de la relación hasta el punto de que el jefe del Pentágono, James Mattis, se vio obligado esta semana a cancelar un viaje a Pekín.
Pompeo confió en que esos roces -escenificados este jueves en un duro discurso del vicepresidente estadounidense, Mike Pence- no empañarán el consenso internacional respecto a Corea del Norte, pese a los indicios de que Pekín preferiría suavizar el régimen de sanciones a su tradicional aliado.
"A pesar de nuestros desacuerdos en comercio y otros temas, los chinos están dispuestos a apoyarnos en esto hasta que se complete", garantizó Pompeo.