Moscú, 4 oct (EFE).- Rusia relacionó este jueves las acusaciones de Occidente de que Moscú efectuó ataques cibernéticos contra la Organización para la Prohibición de las Armas (OPAQ) y otras organizaciones con una campaña occidental contra el Kremlin y con la "espionajemanía" que considera existe entre los países occidentales.
"La espionajemanía está ganando impulso", dijo la portavoz de la Cancillería, María Zajárova, en una rueda de prensa.
La diplomática rusa también consideró que esa clase de alegaciones, como las vertidas por el Reino Unido contra la agencia de espionaje de militar ruso, GRU, son parte de "una nueva campaña internacional antirrusa".
Zajárova denunció que las mismas tácticas utilizadas para acusar a Moscú en el caso Skripal se utilizan ahora para acusar a Rusia de ciberataques contra organizaciones internacionales, sean políticas o deportivas.
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"Sin ninguna selección, en un solo frasco, y posiblemente en un frasco de Nina Ricci, se mezcló todo, el GRU, los ciberataques, los piratas informáticos del Kremlin y la Agencia Mundial Antidopaje. Sale una auténtica mezcla de perfume infernal", apuntó.
La portavoz aludía a las denuncias de las autoridades británicas de que el exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia fueron envenenados con una sustancia tóxica contenida en un frasco de perfume.
Para el presidente del comité de Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación (Senado), Leonid Slutski, las acusaciones contra el GRU ruso son un intento de "deslegitimizar Rusia" para "justificar el uso de medidas ilegales" contra el país.
El responsable del comité de la Duma (Congreso) sobre la Política de Información y Tecnologías de la Información y Comunicación, Leonid Levin, se preguntó a su vez por qué Holanda ha tardado medio año en acusar "sin fundamento" a Rusia de supuestos ciberataques contra la OPAC.
Los servicios de inteligencia holandeses anunciaron hoy que frenaron "una operación de ataque cibernético" de piratas digitales rusos contra la OPAQ, el organismo internacional con sede en La Haya, y deportaron a Moscú a los cuatro oficiales involucrados.
Seguidamente, la Unión Europea manifestó "serias preocupaciones acerca de este intento de socavar la integridad de la OPAQ", mientras EEUU acusó a Moscú de conducta "temeraria e irresponsable".