El presidente ruso, Vladimir Putin, recibió el martes por la noche en el Kremlin a su homólogo filipino, Rodrigo Duterte, que anunció su salida precipitada de Rusia a causa de los violentos enfrentamientos en el sur de Filipinas, donde instauró la ley marcial.
"Unidades de (la organización) Estado Islámico ocupan una provincia (filipina) y hay enfrentamientos, una operación militar, en curso ahora. Desgraciadamente, debo partir hacia allá", declaró Duterte al inicio del encuentro, según declaraciones traducidas al ruso.
El presidente filipino instauró el martes por la noche la ley marcial en la región de Mindanao, después de que su produjeran unos enfrentamientos con militantes del grupo islamista Abu Sayyaf, cuyo cabecilla es el líder de la organización Estado Islámico (EI) en Filipinas.
Al menos un policía falleció en los combates ocurridos en Marawi, una ciudad de mayoría musulmana de unos 200.000 habitantes situada en la isla de Mindanao, en el sur del archipiélago, según las autoridades filipinas.
"Nuestro país necesita armamentos modernos (…) para luchar contra el EI, necesitamos armas", recalcó Duterte.
"Habíamos hecho encargos a Estados Unidos pero la situación se algo complicada", agregó, sin dar más detalles. El presidente estadounidense, Donald Trump, invitó a su homólogo filipino a Washington durante una conversación telefónica a principios de mayo.
"Lo entendemos muy bien y respetamos el hecho de que usted deba volver inmediatamente a su país", respondió Vladimir Putin, presentando sus condolencias a Duterte por este "ataque terrorista".