El secretario de Estado norteamericano Rex Tillerson inició este jueves su primera visita a Turquía, que intenta entablar buenas relaciones con la administración Trump a pesar de persistentes desacuerdos acerca de Siria.
Tillerson, el responsable estadounidense de mayor rango que viaja a Turquía desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en enero, se reunió por la mañana con el primer ministro Binali Yildirim en Ankara, antes de un encuentro previsto con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
El secretario de Estado y Yildirim hablaron de los medios necesarios para "reforzar los vínculos cruciales" entre ambos países "en los ámbitos de la seguridad y la economía", indicó un responsable del departamento de Estado.
Responsables de ambos países, aliados en el seno de la OTAN, aseguraron que Tillerson y sus interlocutores turcos abordarían, entre otros temas, la guerra de Siria en la que tanto Ankara como Washington están implicados.
La visita de Tillerson tiene lugar un día después de que el gobierno turco anunciara el final de la operación "Escudo del Éufrates" lanzada en Siria en agosto, sin especificar si las tropas turcas se retirarán del país en guerra.
En el marco de esa operación, los rebeldes sirios respaldados por Turquía arrebataron varias localidades a los yihadistas, incluidas Jarablos, Al Rai, Dabiq y Al Bab, donde el ejército turco sufrió muchas bajas.
Al Bab, situada a 25 kilómetros al sur de la frontera turca, era el último bastión de los yihadistas en la provincia de Alepo, en el norte de Siria.
Erdogan asegura que Turquía quiere trabajar con sus aliados para retomar Raqa, la capital de facto del grupo Estado Islámico (EI) en Siria, aunque se opone a que las milicias kurdas participen en la operación.
Turquía denuncia con frecuencia el apoyo que brinda Estados Unidos a las milicias kurdas de las YPG, que luchan contra el EI en Siria.
Ankara, que apoya a otros grupos armados reunidos en el Ejército Sirio Libre, considera las YPG como un grupo terrorista relacionado con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
– Motivos de tensión –
Ese asunto, que ya provocó tensiones entre ambos países durante la administración del expresidente Barack Obama, sigue preocupando a los responsables turcos, que han solicitado varias veces a Washington que ponga fin a su colaboración con las YPG.
En una entrevista televisada el miércoles, Yildirim afirmó que Washington no había comunicado oficialmente a su Gobierno si tenía intención de participar o no en la esperada ofensiva contra Raqa.
"Los últimos acontecimientos nos dan la impresión de que [la administración Trump] sigue el mismo camino que la anterior", lamentó el primer ministro turco.
El predicador Fethullah Gülen instalado en Estados Unidos también suscita tensiones entre ambos países, ya que Ankara, que lo acusa de instigar el fallido golpe de Estado del 15 de julio, lleva varios meses reclamando su extradición en vano.
Tillerson y los responsables turcos abordarán probablemente otros dos acontecimientos ocurridos la víspera: la detención de un ejecutivo del gigante bancario turco Halbank en Nueva York, sospechoso de infringir las sanciones que Estados Unidos impone a Irán, y la revelación de que el consulado estadounidense en Estambul telefoneó a un presunto líder del fallido golpe de Estado, Adil Öksüz, que está en paradero desconocido.
La embajada estadounidense en Ankara afirmó el miércoles en un comunicado que esa llamada, realizada días después del intento de golpe, tenía como objeto comunicarle a Öksüz la revocación de su visado para Estados Unidos debido a la cooperación con las autoridades turcas.
Yildirim calificó ese comunicado de "poco convincente"