Por ello es una obligación perentoria levantar el puño en alto y saludar al Sandinismo victorioso.
Con él, con su égida, iremos, adelante, las naciones de la América entera.
Nicaragua, la Patria de Sandino es tierra de poeta insignes como el paradigmático y divino Rubén Darío, el que mutó la obsolescente poesía de su tiempo, para abrirla al mundo, como el Sandinismo ha abierto al mundo, a su propia Patria.
Esta razón -y no otra- explica el ensañamiento que el Gobierno de Daniel Ortega despierta aquí y acullá, en todas las sentinas de los mal llamados países «libres».
Si no lo estarían haciendo bien Daniel y Chayo Murillo, ni le prestarían atención los sicarios del mal llamado «mundo libre». Esto no hay que olvidarlo jamás.
Por Winston Orrillo
Lima, 17 de julio, 2021.