Opinión: El Malinchismo vende patria

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El malinchismo es un término que deriva de la cultura mexicana para referirse al desagradable, y digo yo, maldito complejo social y anti patria que rechaza lo propio, lo que es de tu país; lo que corresponde a la esencia de tu nacionalidad para favorecer lo extranjero, para ver en él ajeno y extraño algo mejor, aunque no lo tenga, que lo que hay o representa tu país.

El término tiene su origen en la Malinalli o mejor conocida por su nombre en el mito mexicano, como “La Malinche”, una mujer que fue regalada como esclava y acompañó a Hernán Cortés durante el descubrimiento por los españoles de lo que hoy es México, entre 1519 y 1521, y a quién ayudó como guía e intérprete. Gracias en parte a la ayuda de esta mujer, los descubridores fueron capaces de establecer alianzas y pactos para obtener la ayuda de otros pueblos en contra de los mexicas.

¿Qué es una persona malinchista?

 

Una persona es malinchista cuando tiene tendencia a preferir lo extranjero frente a lo nacional y aquí descaradamente hay quienes no solo lo son, sino que hasta lo presumen, como si fuese atractivo o loable.

Una persona malinchista es aquella que teniendo todas las pintas de nuestra nacionalidad se siente mejor creyéndose extranjero y aquí hay muchos que piensan y hablan en inglés o te hablan como tiquillos o con el acubanado de la gusanera de Miami y muchas veces cuando asumen la doble nacionalidad y les preguntan de donde son te dicen que de cualquier parte, pero no de Nicaragua.

Un malinchista es aquel que teniendo la nacionalidad nicaragüense se cree el cuento que es mejor la de Estados Unidos y le pueden hablar pestes de esta nuestra tierra bendita por la Gracia de Dios y lo que hace es contribuir a acabar la tierra donde dejó el ombligo; pero si le tocan la nacionalidad imperial, la que decidió adoptar, entonces Dios guarde, porque eso es peor, mucho más grave, que le menciones a su madre y de esos aquí hay muchos y notoriamente visibles.

Traigo este tema a colación porque me es repugnante desde todo punto de vista escuchar con demasiada recurrencia las comparaciones, desde diferentes ángulos, que los malinchistas hacen de Nicaragua con otros países y que por supuesto te plantean su anhelo de que algún día nuestro país esté al mismo nivel de Costa Rica o de Estados Unidos porque se les ocurrió que esas naciones son mejores que la nuestra lo que demuestra una ignorancia hiperbólica porque eso es falso de toda falsedad y es ahí cuando se me sale lo Chovinista, lo profundamente nacionalista sin que me apene decir que soy extremadamente nicaragüense, que amo por encima de todas las cosas a mi país y que en consecuencia Nicaragua es lo mejor del mundo independientemente de las distancias económicas, del tamaño y de la decisión en los foros internacionales del mundo que otros puedan tener.

Puedo entender que esos nicas que viven en el imperio, tan chinela de gancho y patas chorreadas como yo, hablen y piensen en inglés, puedo entender que los que viven en Costa Rica hablen todo rarillo los carajillos, que los que se van a España te hablen zeteado y te digan Tío o te repitan aquello de joder como una muletilla, pues al fin y al cabo las mañas se pegan muy fácilmente cuando quieres aparentar lo que no eres, pero lo que no puedo ni entender, ni digerir, ni perdonar es que ese malinchismo, maldito malinchismo, consume su alta traición a la patria, a nombre del quehacer político, pegándose, una y otra vez a la yugular de nuestra nacionalidad para bebérsele la sangre a fin de congraciarse con el extranjero que nos agrede tal y como hace el imperio y sus lame botas en el continente americano.

¿Cómo actúan los malinchista?

Para este tipo de tipejos y tipejas, que tienen el sello único de traidores a la patria, aquí no importa lo bien que nuestro robusto sistema de salud pueda respaldar lo que vamos logrando para disminuir el impacto de la pandemia en Nicaragua, sino que para ellos si es creíble lo que hizo Donald Trump o lo que hace ahora Joe Biden en su imperio contra la misma peste aunque sea catastrófico, creen en las mentiras de los tiquillos, que en Colombia todo está controlado o que lo de Brasil es un invento mediático, pero cuando aquí reconocemos que los muertos son mínimos y que los recuperados son más que los afectados, entonces, no solo no lo creen sino que inventaron su propio observatorio para decir que aquí el registro de muertos es de miles y que los contagiados son miles, de miles de miles y todo para mantener justificado el financiamiento a otro frente más que el imperio abrió contra Nicaragua a través de “médicos” que se metieron a politiqueros y que jamás visitaron a un solo paciente de COVID-19 porque estos prefirieron quedarse cómodos desde la tajada que les llevan hasta la puerta de sus casas porque tampoco no quieren ser contagiados por una peste que ojalá nunca les dé como karma por no atender el juramento hipocrático.

Lo anterior es solo un pequeño ejemplo de cómo actúan estos malinchistas, estos vende patria, a los que les vendría mejor renunciar a la nacionalidad nicaragüense porque actúan como filibusteros, como piratas del caribe, dedicados al robo porque se han creído el cuento que son corsarios, creen tener patente de corso, creen que el imperio les concedido el aval para pavonear su traición y moverse como si nada en nuestra propia tierra y hacer de la paz, de la libertad y de la democracia que deseamos construir una negación para quien legítimamente la defiende porque haberla alcanzado nos costó un enorme derramamiento de sangre en el que solo insisten cobardemente los que nunca supieron de guerras.

La inmensa mayoría de los nicaragüenses estamos conscientes de la realidad que vivimos y no hay manera que nos equivoquemos. Aquí hemos pasado de todo para llegar hasta dónde estamos y si somos agredidos por el imperio y por sus agentes internos, los malinchistas; es porque Nicaragua es un mal ejemplo para Estados Unidos porque los sectores más retrógrados de ese país, el fascismo más descarnado del planeta, no quiere de ninguna manera nada que huela a revolución, nada que huela a derechos sociales para quienes nunca los han tenido, nada que represente la dignificación de los pueblos a través de posiciones nacionalistas e independientes que busquen tener relaciones con quien se nos pegue la gana, para comprar o para vender con quien mejor nos pague, nos ofrezca, nos preste o nos done, pero sin condiciones que lastimen y lesionen la soberanía nacional de esta Nicaragua que ha sido más que ultrajada a lo largo de su historia por traidores que insisten en lacerarla.

Todos estos malinchistas de los que hablo se sienten incómodos últimamente porque ya no pueden visitar como antes su verdadera patria, Estados Unidos, porque siendo la mayoría de ellos traidores a Nicaragua les hace falta ir a lamer botas presencialmente del Tío Sam; aunque ahora por supuesto lo hacen vía conferencias virtuales donde los tipejos y tipejas se muestran bien peinaditos y maquillados para lucir más presidenciables ante sus amos.

Lo cierto es que los malinchistas todos los días informan a los jefes imperiales de cualquier invento, ellos todos los días mienten y todos los días mandan a decir cualquier cosa, porque aunque sean la encarnación más personificada de la calumnia y la difamación, lo de ellos ya harta hasta a sus propios padrinos y en muchos países que dominan la realidad de Nicaragua de estos nadie quiere saber porque con mucha lógica muchos gobiernos latinoamericano; incluidos algunos que se confabularon desde la O.E.A con los golpistas de aquí, ya comentan que no quisieran nunca, de ninguna manera, tener por oposición, léase oposicionistas a individuos tan detestables como las miserias humanas que aquí conocemos.

Esta gentuza es tan detestable que ni entre ellos mismos se aguantan. En las últimas semanas los pleitos de perros y gatos no han parado y en los próximos días que nadie se sorprenda por lo que se escuchará porque será peor de todo lo que hemos escuchado hasta hoy.

Ya vamos a saber a dónde fue a parar toda esa millonada, en qué bolsas quedaron y no porque de este lado de la acera hayamos movido un dedo para evidenciarlo, sino porque van a salir cuñas del mismo palo que lo darán a conocer.

Ya pronto vamos a reconfirmar, pues de todas maneras sabemos quiénes son, los perros que bailaron alrededor de la plata que como hueso les tiraron.

Vamos a saber de profesionales de la fe, de algunos obispos y sacerdotes, de supuestos estudiantes, de dizque campesinos, de venaderos que dicen ser periodistas, de falsos libertadores y salvadores que no pasan de politiqueros, de empresarios de maletín y de otra gentecita más que atada al fracaso está condenada a su extinción total.

Nota elaborada por: Moisés Absalón Pastora