Nicaragua y el Reino de España: Sobre comunicados y sus contundentes respuestas

Nicaragua y el Reino de España: Sobre comunicados y sus contundentes respuestas
Foto: Nicaragua y el Reino de España: Sobre comunicados y sus contundentes respuestas / Cortesía

Analizando los comunicados que el Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino de España redacta y hace públicos, algunos relacionados con asuntos internos de diversos países, llama la atención el enfoque, el lenguaje, las formas y el esquema que adoptan, según sea el país al que están dirigidos.

En este tenor, podemos clasificarlos en a) comunicados visibles, circulares, irrespetuosos, si estos refieren a países soberanos como Nicaragua, Venezuela, Cuba, entre otros; b) comunicados inexistentes, inmovilizados y muy complacientes, si a Colombia, Chile, Ia entidad sionista de Israel, entre otros; (no) se refieren, pues en realidad comunicados dirigidos a estos últimos países, no existen o son altamente considerados. Sobre el particular, me referiré a los recientes que el ministerio español ha dirigido a Nicaragua, los cuales han sido respondidos con mucha dignidad, tino y respeto por el país centroamericano.

Todos los elementos que señalamos, podemos resumirlos en un punto: los comunicados, abundan en injerencia, asimismo ponen en evidencia una lógica de imposición y reproducción de la ideología de los que pretenden dominar, lo cual tiene su origen en el viejo eurocentrismo que ha estudiado gente como Samir Amín, y en el concreto, la no superación de la idea de Imperio que persiste en la construcción nacional española.

Estos comunicados son el reflejo de la precaria estructura de la colonialidad (más allá del colonialismo) europea, ante países soberanos, libres e independientes, que han encontrado un camino propio. No obstante, lo que más duele a Europa es que ese camino, aun resistiendo el boicot, las agresiones constantes del imperialismo estadounidense y sus seguidores, incluida la misma Europa, han demostrado ser viables y exitosos en todos los sentidos.

Nicaragua es ejemplo claro de esto, en tanto su modelo de gestión, ha tenido una amplia repercusión positiva para los nicaragüenses; relativo a temas como sanidad (mejor red hospitalaria de la región), educación (país de la región que más invierte en este sector), energía (ha cambiado drásticamente la matriz energética), vivienda (tiene los programas de vivienda más sólidos de Centroamérica); producción (produce más del 90% de los alimentos que consume su población), seguridad (es el país más seguro de la región), igualdad (número cuatro en el mundo en cuanto igualdad de género), libertades públicas (modelo garantista, permisible casi hasta el exceso: los medios de comunicación y la oposición despotrican tales cosas, que en España ni por asomo se les permitirían), entre otros.

De esto podemos decir que, principalmente los recientes comunicados del ministerio español (9 y 11 de agosto) están planteados en términos que pretenden desacreditar, exigir y descalificar las instituciones y los procesos nicaragüenses; además están redactados con un enfoque que encierra intención de brindar lecciones a un país que ha conseguido amplias participaciones populares; no solo en lo que refiere a sus eventos electorales, sino que ha logrado promover organizaciones comunitarias que funcionan como entes participativos y fiscalizadores de la cosa pública.

De ahí la efectividad de las políticas públicas que el Sandinismo ha impulsado, mediante un modelo verdaderamente democrático, en tanto es el pueblo; la gente quien propone, orienta y vigila la buena práctica en lo referido a la gestión de los recursos.

Un modelo como este; en un país como España, está lejos de acontecer, puesto que el sistema está creado y “bien atado” para favorecer una llamada democracia liberal y plutocrática, anomalía española, le llama Santos Juliá; la cual es opuesta a la nicaragüense en la que el centro del modelo lo ocupan los sujetos que han sido vedados por siglos de la toma de decisiones.

Por tal razón, causa asombro que en estos comunicados del ministerio español; se puedan leer términos irrespetuosos y enmarcados en verbos como “exigir”; o frases en las que se “insta a Nicaragua a dotarse de una entidad electoral independiente”, por el simple hecho de que a Europa o a España; en particular, dentro de su anquilosamiento colonial, intereses de expansión de sus capitales en Latinoamérica y anclaje de referentes políticos; no le gusten los avances y transformaciones que el país centroamericano ha llevado a cabo conforme su ordenamiento jurídico.

Tales frases demuestran: arrogancia arbitraria del ministerio español tratando de demeritar la institución electoral nicaragüense, soslayando que es un ente autónomo, instituido democráticamente hace casi cuarenta años; lo que lo convierte en uno de los de mayor recorrido en la región y que, en la misma España, no existe ente parecido.

Asimismo, esto es muestra del desconocimiento de estas instituciones especializadas en el país centroamericano, que lleva a quienes redactan los comunicados, con el consentimiento de las autoridades, a lanzar estas declaraciones confusas.

De expresiones falsas, silenciamientos, ocultamientos están repletos estos comunicados, cuando a países como Nicaragua hacen referencia. Asimismo, decíamos que el país centroamericano refutó y contestó contundentemente y con respeto. Ahora bien, debido a las últimas acciones orientadas por las autoridades españolas, da la impresión que, entre las muchas verdades que Nicaragua sacó a luz, no gustó para nada; que aludiera con todo respeto y rigor lo que, Sophie Baby, llama el mito de la transición pacífica y modélica.

Al fin y al cabo, el Estado Español lleva más de cuarenta años viviendo de la “fama” a través de un discurso falaz construido sobre miles de víctimas que como bien indicaban los comunicados mencionados aún no han merecido el interés de las autoridades y mucho menos el resarcimiento por lo vivido. Una situación que sigue vigente a través de una represión política constante y unas condiciones económicas y sociales cada vez más degradadas.

Desde esta España, sometida a los dictados del gran capital europeo y patrio, sometida también, demasiadas veces, a los intereses de Estados Unidos aún en contra de nuestros propios intereses; deberíamos mirar no sólo con respeto sino con humildad a los pueblos que sí que han conseguido ser libres.

Este año es bicentenario de varios países soberanos, entre ellos la Nicaragua Sandinista, construidos tras luchas intensas de independencia del que fue el Imperio Español. Y a mí, personalmente, me avergüenza ver cómo dos siglos después desde este Estado que aún no parece encontrar su identidad y solo vive de relatos, ficticios o superados; se mira con soberbia a aquellos pueblos que pese a tenerlo todo más difícil han conseguido salir adelante con dignidad.

Me gustaría recordar a las autoridades españolas que hace doscientos años que esos pueblos son países soberanos, no son sus colonias; ni le deben ningún tipo de pleitesía.

NOTAS:
Sobre la autora: Periodista, Analista Internacional, Directora de la revista La Comuna. Miembro de la Red Artistas, Intelectuales y Comunicadores Solidarios con Nicaragua y el FSLN.

Por Revista La Comuna