El artículo resalta la figura icónica del General Sandino como un ejemplo mundial de resistencia y lucha por la libertad. Describe su papel fundamental en la historia de Nicaragua y cómo su legado continúa inspirando a generaciones posteriores.
Se destacan sus ideales de soberanía, antiimperialismo y apoyo popular, así como su influencia en la política y la revolución. Además, se mencionan aspectos menos conocidos de su vida y personalidad, mostrando su multifacética naturaleza y su profundo compromiso con la justicia y la dignidad.
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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •
Sandino es el camino del mundo, ese ejemplo inclaudicable de una lucha real y frontal en la búsqueda tangible de la felicidad y la paz para la gente, delatado al igual que al general mexicano Emiliano Zapata, -ambos asesinados a los 38 años-, Sandino fue el exacto, el adecuado, lo conveniente para un país pequeño en su geografía, pero grande por nunca dejar de ajustarse a lo más limpio y fraterno, reflejo fiel del legado de Zeledón, ese poder soberano de los nicaragüenses.
Los datos están ahí en la historia de un continente que ha visto suceder a hombres y mujeres de incalculable valía porque lucharon sin miedo por ideales tan diestros y entendidos, como tener el joven combatiente a su mando hasta 3 mil guerrilleros, lidiar contra la injusticia, la maldad humana y hacer de su vida una historia digna de las mejores epopeyas de la historia de la humanidad.
Tuve la oportunidad de haber saludado a dos singulares personajes que le dieron la mano a Sandino, uno en la huasteca potosina cuando el centroamericano trabajaba para la huasteca Petroleum y a un Libanés venido de Egipto que lo vio y platicó con él, en el recién inaugurado Museo de Antropología Mexicano, me dio detalles de él, Baíto de estatura, sonriente, agradable con todas las personas, con su eterno y simbólico sombrero. Mi experiencia con ambos personajes fue cuando yo tenia 18 o 19 años de edad. Obviamente mis citados ya cifraban los 80 años o más.
Con lo que había aprendido desde muy niño, Augusto Nicolas Calderón Sandino, supo enfrentar un exilio que lo llevó a estar en tierras mexicanas por más de 6 años y en donde aprendió de la lucha sindical anarquista, llevándose de México a su querido país la insignia roja y negra como bandera de la protesta, la huelga, el cambio , representando la reivindicación de los derechos perdidos, la nueva cercanía y la alianza con todos los sectores de estudiantes, colonos, intelectuales, obreros y campesinos.
Vida de aventuras inigualables, heroico y creciente, encrespado por inmensidades de sus propios recorridos, fue marinero, agricultor, mecánico, comerciante y eterno enamorado, diestro en la palabra y en la conducción de las luchas sindicales adheridas al nacionalismo, La izquierda bolchevique, el radicalismo mexicano como un semillero de revoluciones y en donde “no podía dejar de mezclarse” en los virtuosos ejemplos que los mexicanos le daban al mundo.
Soberanía era la consigna, el antiimperialismo y recibir, ante todo, el apoyo de la población civil nicaragüense no solo por su arrojo guerrillero sino por su reclamo constante de los acuerdos de paz y su proyecto de nación que impidiera a los generales y coroneles genocidas siguieran con el acoso a una población deseosa de una nueva etapa, después de años de filibusteros, invasiones extranjeras, miseria y latifundistas, acaparadores y vendepatrias.
A su muerte el 21 de febrero de 1934, dejó un impacto no solo en su nación sino en el continente y el mundo entero y 28 años más tarde, el joven abogado Daniel Ortega, hoy presidente legítimo de la patria de Sandino, reinicia la lucha en la clandestinidad, organizando, sin dejar ni un cabo suelto, el Frente Sandinista de Liberación Nacional y que transformó la vida de ese país ajustando cuentas con los traidores somocistas e iniciando una nueva etapa que ha de permanecer con el respaldo popular.
Peculiar que al general de los hombres libres, el gran Sandino, le sucediese parecido a sus restos mortales como Pancho Villa o Eva Perón en Argentina, donde la maledicencia -para evitar se esparcieran sus cenizas en el alma popular- la desaparición de sus restos mortales fragmentándolos, como un desafío de las oligarquías a la voluntad popular de preservar la memoria, vil revancha engastada y empotrada en querer desaparecer su legado.
Pero él vive en las acciones y sus reflejos, herencia chidísima que apela a los osados a defender siempre la reconciliación nacional y ejemplo de dignidad ante el mundo.
El natalicio del General Sandino trajo muchas contrariedades, pérdidas y cambios y de inmediato desde muy niño, de forma heroica, aprendió a vivir para los demás y no para su engrandecimiento personal, tuvo siempre una fecha activa, sujeto a los cambios y también a movimientos, viajes, mudanzas, nunca quiso quedarse en la pasividad, se le demandó en algún momento hacerse cargo de ancianos o enfermos, Sandino era intelectual, emotivo y refinado, le gustaba discutir y a menudo era crítico de los demás.
Al haber nacido un día 18, siempre fue muy independiente y eficiente, tenía la habilidad de dar sabios consejos, le encantaba además la música y el arte y sus campos afines para el éxito fueron los viajes, negocios, política y revolución.
Práctico, analítico y confiable, amaba la lealtad y la honestidad, muy patriota, tenía decisiones y seguridad para sus propósitos, trabajaba muy bien con sus manos, era bueno en las tareas rutinarias y minuciosas, quería afecto pero le costaba atraerlo por su rigurosidad, quería siempre pruebas concretas, tenía sus intereses por encima del promedio, deseaba internacionalizarse, trascender, era filosófico pero también lógico.
Así y más.