Celebrando Revolución en Nicaragua
Margaret Kimberley,
Editora Ejecutiva y Columnista de BAR
20 de Julio de 2022
Celebración del 19 de julio en Managua, Nicaragua (Foto: EFE)
Genuinas celebraciones de los pueblos son difíciles de encontrar en Estados Unidos, pero en Nicaragua el proceso revolucionario en curso es ampliamente celebrado.
Los días festivos en Estados Unidos celebran eventos terribles, como cuando los colonos declararon su independencia de Gran Bretaña para poder apropiarse de tierras indígenas y preservar la esclavitud. También está el Día de Acción de Gracias, la conmemoración del genocidio convertida en un día en el que los estadounidenses deberían tener pensamientos y sentimientos de agradecimiento antes de gastar más de lo que pueden pagar para celebrar la Navidad. La Navidad es aparentemente una fiesta religiosa, pero rara vez se trata como tal. El Día del Trabajo (en Estados Unidos se celebra el primer lunes del mes de Septiembre) se creó para desconocer el 1 de mayo (Primero de Mayo), que conmemora la protesta de trabajadores de Chicago en 1886 brutalmente reprimidos por las fuerzas estatales.
Pero esta columnista acaba de presenciar dos días especiales en la nación centroamericana de Nicaragua. El 17 de julio se conoce como Día de la Alegría. Ese día en 1979, Anastasio Somoza, el dictador y títere de Estados Unidos, huyó del país mientras los sandinistas, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se preparaban para tomar el poder. Dos días después, el 19 de julio de 1979, los sandinistas entraron victoriosos después de años de lucha armada. La proximidad de los dos días hace que las celebraciones populares sean fervientes y justas.
Viniendo de Estados Unidos, una nación que cambió el nombre de un día festivo, Día del Armisticio, una celebración de la paz, sustituyéndolo por el Día de los Veteranos y agregando otra celebración de la muerte en la guerra con el Día de los Caídos (Memorial Day), los días festivos nicaragüenses fueron una bocanada de aire fresco. Ambos días celebran un proceso revolucionario y la determinación de luchar contra la injerencia estadounidense en esa nación.
Observar estos días especiales en Nicaragua es una oportunidad para tomar conciencia que el cambio revolucionario es posible. Por supuesto, en Estados Unidos se le dice a su gente que nada de lo que quieren es posible. Los estadounidenses quieren atención médica gratuita, pero se les dice que no pueden tenerla. Quieren que aumente el salario mínimo, pero les dicen que tampoco lo obtendrán. Quieren que se condone la deuda de los préstamos estudiantiles, pero son despreciados por atreverse a mencionar lo que durante su campaña el Presidente Joe Biden prometió que haría. Estas mentiras son prueba de que saben lo que los votantes quieren. En Estados Unidos, una tierra donde nada es posible excepto el encarcelamiento masivo, los aumentos en el gasto militar y otras formas de austeridad, las celebraciones con significado para la persona común y corriente como las observadas en Nicaragua es sumamente revelador.
Los nicaragüenses por supuesto pueden obtener atención médica gratuita y asistir a la universidad gratis, y por esa razón ese país está bajo el constante ataque de Estados Unidos. El poder hegemónico tratará de acabar con cualquier actividad revolucionaria en este hemisferio, por cuanto permitir a una nación con población de 6,5 millones rechazar el imperialismo estadounidense sin sufrir consecuencias, delataría debilidades fundamentales en los cimientos del sistema de dominación.
La administración de Ronald Reagan atacó a Nicaragua desde los inicios del gobierno sandinista. En 1980 comenzaron la guerra de los Contras que duró 10 años, y del cual la introducción del crack-cocaína a Estados Unidos formó parte. Se gastaron millones de dólares en el intento de destruir la revolución y ello también incidió en la derrota electoral de los sandinistas en 1990. En 2006 los votantes devolvieron al Frente Sandinista al poder y han seguido haciéndolo desde entonces. Sin embargo, Estados Unidos continúa con su política intervencionista, apoyando el intento de golpe de Estado de 2018. El Presidente Joe Biden retomó lo que dejó Donald Trump y en 2021 ratificó la Ley RENACER que trajo nuevas sanciones contra el gobierno de Nicaragua.
El Departamento de Estado y sus socios en los medios corporativos no han dejado de atacar al pueblo nicaragüense y al gobierno que libre y democráticamente eligieron. Cuando Nicaragua promulga leyes similares a los que existen en Estados Unidos sobre el funcionamiento de las ONG, medios como el New York Times, la BBC, el Washington Post y Associated Press las critican como engendro de una dictadura. La clase oligárquica en Nicaragua, que ha sido derrotada en las elecciones, tiene un amigo en el gobierno de Estados Unidos y se les da acceso a programas como 60 Minutes de CBS y otros donde pueden atacar al gobierno de Nicaragua.
Estos ataques son una señal de que la historia de 150 años de injerencia de Estados Unidos en Nicaragua no ha terminado. La Doctrina Monroe que afirma Estados Unidos son dueños de este hemisferio está muy viva y las falsas historias de “carne de conflicto” son una señal de que se avecina una mayor intervención.
Pero las celebraciones generalizadas del Día de la Alegría y el 19 de Julio son prueba del apoyo popular del pueblo nicaragüense para el gobierno Sandinista. Según el derecho internacional, este valiente pueblo tiene derecho a la soberanía y el modelo de gobernanza que escojan. No se dejarán disuadir por la propaganda de guerra en los medios estadounidenses. Conocen a William Walker, un mercenario de Estados Unidos que formó un ejército para crear un estado esclavista en Nicaragua en 1856. Conocen la ocupación del ejército estadounidense de 1911 a 1933 y los que viven hoy, sobrevivieron la guerra de los Contra y el fallido intento de golpe de estado en 2018.
Esta historia explica el amor por estas conmemoraciones y por qué cualquier intento de Estados Unidos por un cambio de régimen en Nicaragua encontrará una feroz resistencia. En lugar de creer en falsedades inventadas, la gente en Estados Unidos debería dedicarse al trabajo de generar cambios para beneficio propio. Quizás entonces podamos celebrar días festivos significativos por razones correctas.
Margaret Kimberley es la autora de Prejudential: Black America and the Presidents. Su trabajo también se puede encontrar en Twitter y Telegram. También proporciona trabajo original en Patreon.
Celebrating Revolution in Nicaragua
Margaret Kimberley,
BAR Executive Editor and Senior Columnist
20 Jul 2022
Genuine peoples holidays are hard to come by in the U.S. But in Nicaragua the ongoing revolutionary process is widely celebrated.
Holidays in the United States celebrate awful events such as the settler colonists declaring independence from Britain so that they might take indigenous lands and protect slavery. There is also Thanksgiving, the commemoration of genocide turned into a day when Americans should think grateful thoughts before spending more than they can afford in order to celebrate Christmas. Christmas is ostensibly a religious holiday but is rarely treated as such. Labor Day was created to prevent acknowledgement of May 1, May Day, which commemorates just one example of U.S. state repression which took place in Chicago in 1886.
But this columnist just witnessed two special days in the Central American nation of Nicaragua. July 17 is known as Día de la Alegría, Day of Joy. On July 17, 1979 Anastasio Somoza, the U.S. puppet and dictator fled the country as the Sandinistas, Frente Sandinista de Liberation Nacional (FSLN) prepared to take power. Two days later on July 19, 1979, the Sandinistas emerged victorious after years of armed struggle. The close proximity of the two days makes for earnest and righteous popular celebrations.
Coming from a nation which changed the name of a holiday from Armistice Day, a celebration of peace, to Veterans Day and then added another celebration of war death with Memorial Day, the Nicaraguan holidays were a breath of fresh air. Both days celebrate a revolutionary process and the determination to fight against U.S. interference in that nation.
Observing these special days in Nicaragua is an opportunity to see that revolutionary change is possible. Of course in the U.S. people are told that nothing they want is possible. Americans want free health care but are told they can’t have it. They want the minimum wage to increase but are told they aren’t getting that either. They want student loan debt to disappear but are scorned for daring to mention what Joe Biden said he would do during his campaign. The lie is proof that he knows what the voters want. In a land where nothing is possible except mass incarceration, military spending increases and other forms of austerity, holidays with meaning for the average person are a revelation.
Of course Nicaraguans can get free health care and attend university for free, which is exactly why that country is under constant attack by the U.S. The hegemon will try to stamp out any revolutionary activity in this hemisphere. The foundation is indeed shaky if one nation with a population of 6.5 million is allowed to reject U.S. imperialism without suffering consequences.
The Ronald Reagan administration attacked Nicaragua from the very beginnings of Sandinista governance. In 1980 they began a 10-year long Contra war, of which the introduction of crack cocaine into the U.S. was a part. Millions of dollars were spent in the effort to undo the revolution, which played a role in the Sandinistas defeat in 1990. Voters returned them to power in 2006 and have continued to do so ever since. The U.S. has not given up, and played a large role in a 2018 coup attempt. Joe Biden picked up where Donald Trump left off, and led the bipartisan RENACER Act in 2020 which brought new sanctions against the Nicaraguan government.
The State Department and its partners in corporate media have not stopped their attacks on the Nicaraguan people and the government which they have elected. When Nicaragua enacts the same rules regarding the operation of NGOs as exist in the U.S., it is excoriated as a dictatorship by the New York Times, BBC, Washington Post and Associated Press. The oligarchic class who are defeated in elections have a friend in the U.S. state and are given access to 60 Minutes and other outlets where they can attack the government.
These attacks are a sign that the U.S. 150-year history of interfering in Nicaragua has not ended. The Monroe Doctrine which asserts U.S. ownership of this hemisphere is very much alive and tall tales of “conflict beef ” are a sign that more intervention is on the way.
But widespread celebrations for Día de la Alegría and 19 de Julio, July 19th, are proof of popular support among the Nicaraguan people. Under international law they have a right to sovereignty and to the governance of their choosing. They will not be dissuaded by war propaganda in U.S. media. They know about William Walker , an American mercenary who raised an army to create a slave state in Nicaragua in 1856. They know about the U.S. marine occupation from 1911 to 1933 and those living today survived the Contra war and the 2018 coup attempt.
This history explains the love for these commemorations and why any U.S. efforts at regime change will be met with fierce resistance. Instead of believing ginned up falsehoods, people in this country should be about the business of bringing about change to benefit themselves. Perhaps then we can have holidays that are meaningful for the right reasons.
Margaret Kimberley is the author of Prejudential: Black America and the Presidents . Her work can also be found on Twitter and Telegram . She also provides original work on Patreon . Ms. Kimberley can be reached via email at Margaret. Kimberley(at)BlackAgendaReport.com.