Lanzado en 2008 por los suecos Daniel Ek y Martin Lorentzon, Spotify se ha convertido en el servicio de contenido streaming más popular del mundo. A través de sus aplicaciones para celular y computadora, la compañía ofrece un extenso catálogo de música a sus suscriptores de pago o de forma gratuita con cortes publicitarios.
La compañía está cerca de cotizar en la Bolsa de Nueva York, al parecer mediante un listado directo de acciones, tras asegurar acuerdos de licencia con las tres principales discográficas. Pero el coste de los derechos que paga por las canciones sigue siendo muy elevado, y la capacidad de la compañía para comenzar a ganar dinero sigue en duda, según informa El País.
Thom Yorke, vocalista del grupo británico Radiohead, dijo que Spotify es "el último suspiro de la vieja industria musical". Pero el mercado creció un 5,9% en 2016, algo inaudito desde 1997, gracias a un crecimiento del 60% en la facturación derivada de las plataformas de streaming. En Estados Unidos, la facturación por streaming superó por primera vez a la venta de discos, y se espera un crecimiento del 48% en 2017 en comparación con 2016. El futuro de la industria musical está ligado, indudablemente, a Spotify.
Más incierto es el propio futuro de la startup sueca. En 2016, ingresó 2.900 millones de euros. Pero 2.500 millones se fueron en pagar a los sellos discográficos, dejando muy poco margen para invertir en desarrollo de producto y marketing. Tras descontar gastos, Spotify perdió 350 millones de euros.
Su impacto en la industria y sus ingresos crecen, pero su modelo de negocio no ha evolucionado todavía, y desde sus orígenes se ofrece una versión gratuita y una de pago, que es la que sustenta principalmente el servicio. A los sellos discográficos y a los artistas no les gusta que se acceda a su música de forma gratuita, y las disputas del pasado han surgido por este motivo. Para la industria musical es una forma de devaluar su trabajo, pero para Ek es una pieza vital. "Nuestro servicio gratuito fomenta nuestro servicio de pago", escribió el fundador de Spotify en respuesta a Taylor Swift, que dijo no querer dejar su trabajo en manos de gente que está realizando "experimentos". Aunque es sueca, Spotify tiene ADN Silicon Valley, y siempre ha abogado por la expansión a través de su servicio gratuito.
Los servicios de streaming pagan entre un 70% y un 72,5% de los ingresos a los sellos discográficos, según Billboard. Por eso las cuentas de Spotify siguen sin encajar pese a su vertiginoso crecimiento. Pero pueden funcionar en el futuro, ya que los ingresos de las discográficas aumentan al mismo ritmo que los de los servicios de distribución en streaming.
La compañía todavía goza de un gran margen de crecimiento gracias a la expansión de los smartphones en mercados emergentes, la oferta en conexiones inalámbricas y su intercambio de acciones con Tencent Music. Llegará un momento en el que su base de usuarios de pago sea un trozo de la tarta demasiado grande para las tres grandes discográficas que dominan la industria, y Spotify podrá renegociar el costo de las licencias. Algo que ya hizo en 2017 ante la esperada salida a bolsa que rebajó el costo de las regalías a cambio de ofrecer mayor flexibilidad a los sellos discográficos para limitar la difusión de ciertos trabajos a los usuarios de pago durante un corto plazo de tiempo.
Rivales como Apple Music no han menguado su crecimiento, sino todo lo contrario. El número de suscriptores se disparó, y ambos servicios crecen rápido pese a que su oferta y catálogo sean parecidos.
Los inversores no valorarán a Spotify como un simple servicio de distribución. La compañía cuenta con datos muy valiosos que puede rentabilizar en el futuro como los gustos musicales por geografía y edad a la hora de planear giras o convertirse en una vía más para publicitar nuevos trabajos o artistas emergentes para los sellos discográficos. Los usuarios no solo valoran catálogo y precio. Cada vez dan mayor importancia a funciones como el descubrimiento de música semanal o la creación de listas personalizadas.
Spotify puede convertirse en una plataforma crucial en la industria que mejore la relación entre artistas, discográficas y fans. Aunque es lógico dudar de su rentabilidad a corto plazo, sus posibilidades de crecimiento son enormes y con una mayor base de usuarios de pago se podrán renegociar las regalías.