Río de Janeiro, 14 ago (EFE).- La multinacional Volkswagen anunció hoy una inversión de 2.600 millones de reales (unos 825,4 millones de dólares) en la modernización de sus líneas de producción en la planta brasileña de Sao Bernardo do Campo para adecuarlas a la producción de dos nuevos modelos, entre ellos el nuevo Polo.
La inversión fue anunciada hoy por el presidente de Volkswagen para Suramérica y Brasil, David Powels, en una ceremonia en la fábrica Anchieta de Sao Bernardo do Campo a la que asistieron el ministro brasileño de Industria y Comercio, Marcos Pereira, y el gobernador del estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin.
Powels explicó que los recursos para modernizar la planta de Anchieta, la primera de Volkswagen fuera de Alemania, forman parte del plan de inversiones ya anunciado por 7.000 millones de reales (unos 2.222,2 millones de dólares) y que el fabricante desembolsará hasta 2020 en sus unidades en Brasil.
La previsión de la multinacional es comenzar a producir la nueva edición del Polo en Brasil en el último trimestre de 2017.
El nuevo compacto Polo, la sexta edición de uno de los modelos más populares de Volkswagen en Europa, comenzó a ser producido en junio pasado en la fábrica de la empresa en Navarra (España) y, además de Brasil, también será montado en las plantas de Uitenhage (Sudáfrica) y Shangai (China).
La inversión también permitirá a la empresa comenzar a producir en el primer trimestre de 2018 el sedan Virtus en Brasil.
"Además del Polo y del Virtus también vamos a lanzar un utilitario deportivo y una camioneta completamente nuevos. Será una renovación total de nuestra línea de productos hasta 2020", dijo el ejecutivo, sin dar detalles de los otros dos modelos.
Powels aclaró que, pese a la nueva inversión, la empresa no pretende contratar nuevos trabajadores en Brasil debido a que actualmente cuenta con varios empleados a los que les ofreció una licencia remunerada temporal y que serán convocados de regreso a sus trabajos en tres meses.
Volkswagen ofreció las licencias remuneradas a parte de su plantilla en Brasil para poder reducir su producción y adaptarse a la caída de la demanda provocada en el país por la recesión en que se hundió la mayor economía suramericana en los dos últimos años.