Ford importará de China la próxima generación de su sedán Focus tras una publicitada cancelación de la fabricación de ese auto en México, informó el martes la compañía.
Este paso va a contramano de los prometidos esfuerzos del industria estadounidense del automóvil por fabricar en su país; cosa que reclama el presidente Donald Trump.
Ford, que produce en China el Focus para ese mercado, dijo que importarlo a Estados Unidos es una forma de ahorrar costos y no provocará pérdida de empleos.
El plan de Ford anunciado en 2016 de producir el Focus en México indignó al entonces candidato presidencial Trump quien amenazó con imponer gravámenes de frontera a los coches importados.
En enero Ford desistió de ese plan y también canceló su proyecto de construir otra planta en México. En marzo, se ganó elogios de Trump cuando prometió inversiones por 1.200 millones de dólares en sus plantas estadounidenses.
Con el anuncio de este martes la nueva generación de Focus comenzará su producción mundial a mediados de 2019 y será importada desde China a Estados Unidos con algunas variantes provenientes de Europa.
La planta de Ford en Michigan seguirá produciendo el Focus hasta mediados de 2018 y luego se dedicará a otros modelos por lo que no se perderían empleos estadounidenses, según la compañía.
Ford anunció también una inversión de 900 millones de dólares en una fábrica de Kentucky a fin de adaptarla para fabricar nuevos modelos de autos deportivos urbanos.
Al anunciar sus planes en China, la compañía dijo que se ahorrará los 1.000 millones de dólares que le requería adaptar una fábrica de México para producir allí el Focus.
Joe Hinrichs, jefe de operaciones mundiales de Ford, admitió que la decisión puede tener efectos políticos.
"China concita mucha atención, veremos cómo se interpreta esto", dijo a periodistas según medios estadounidenses. Agregó que a los consumidores les preocupa menos en donde se fabrican los productos.