Por amor a la tradición o promesa, los cargadores son parte principal de las fiestas de Santo Domingo de Guzmán, los cuales entre un mar de gente cargan a la diminuta imagen que va encima de una pesada peaña; cuyo peso es más espiritual y moral que físico.
La fe, la devoción y el sentimiento es lo que les hace soportar por horas al potente sol, calor, lluvia y fuertes detonaciones de pólvora durante las fiestas patronales de Santo Domingo.
José Alarcón, popularmente conocido como Chepe Largo, es un fiel cargador de Santo Domingo el cual tiene 51 años de ser promesante.
“Yo le pido a Minguito que me dé mucha fortaleza y salud para continuar siendo su cargador, para continuar bailándole por las calles de Managua, porque yo y considero que todo el pueblo de Managua somos fieles devotos»; comenta Alarcón.
«Aquí andamos con devoción, amor y fe, acompañándole en su recorrido. No sentimos el calor, el sol, la lluvia, nada, solo sentimos su amor hacia nosotros y yo le voy a cargar hasta que me muera”; agregó.
La pasión a Santo Domingo supera cualquier cansancio
El desgaste muscular por lo pesado del santo les genera una mala formación en la parte del cuello conocida como joroba, sin embargo; esto no es un impedimento de seguir con la tradición en honor Santo Domingo, al santo de los managuas, por los favores recibidos.
“A nosotros nos sale un morro en la espalda. Eso nos viene creciendo de tanto que la peaña nos golpea, pero ya con los años uno no siente nada. La misma fe, la misma devoción, el mismo fervor que uno siente al estar cargándole y brincándole a Minguito nos da la energía. Aunque a veces las piernas nos duelen, uno sigue con la fe y nos hace sentir ese gran sentimiento»; comenta Alarcón.
«El cariño y el amor que uno siente por Santo Domingo nos da las fuerzas necesarias”; asevera con seguridad.
La peaña es cargada por unas ocho o 12 personas, las cuales se colocan debajo y todo está en que alcance el brazo. El que no alcanza termina golpeado.
El baile no es aleatorio a como pareciera, el clásico es hacer el símbolo de la cruz, haciendo pequeños brincos coordinados de lado a lado y de izquierda a derecha.
También se baila haciendo pequeños círculos, mientras se avanza haciendo un círculo mayor. Aunque pareciera que no avanzan, realmente van paso por paso a la vez.