Este 30 de mayo es un día de recuerdos, nostalgia y tristeza para quienes ya no tienen en este mundo a sus madres. Por eso muchas familias visitaron el Cementerio General, en Managua, para honrar a la mujer que les dio la vida y el corazón.
La música rompió el silencio acostumbrado que reina en los camposantos. Desde tempranas horas, las familias acudieron a honrar a sus deudos, para de esa forma demostrar el amor que todavía permanece vivo y latente en sus mentes y corazones.
«Es un día de mucha tristeza, porque vos sabés que uno se siente triste cuando se le muere su madre o su esposa. Las flores son una manera de honrarlas y esta tradición es de toda la vida y no hay que perderla»; dijo el señor William Orozco.
Este 30 de mayo, miles se volcaron al cementerio general a limpiar y adornar la tumba donde reposan los restos de la mujer que les dio la vida y les dejó grandes enseñanzas.
Honor a las madres en el más allá
«Es un gran día porque la persona que me trajo a este mundo me ha dejado un gran legado y unos valores muy buenos. Para mí, mi madre vive todos los días en el corazón y así es, somos parte del reflejo de lo que ella fue en esta tierra»; valoró Doña Marlene Cerna.
Aunque sea poco o mucho tiempo en el cual su madrecita pasó a otro plano de vida, aseguran que es el mayor dolor que han experimentado en sus vidas.
«Somos cinco, ella nos enseñó buenas lecciones, buena educación, siempre vive en nuestro corazón«; expresó doña Yanette Ulloa.
«Para nosotros es tristeza, por lo menos para mí, recordar este día, recordarla a ella«; agregó su hermana Dora Ulloa.
Gran afluencia en los cementerios
Y ahora inculcan esta tradición de acudir a los cementerios en este 30 de mayo, Día de las Madres, para que sus hijos y nietos continúen honrando de forma especial a las abuelitas que ya dejaron este mundo.
«Venimos a dejarle flores a mi mamá, ella partió hace dos años, pero vinimos seguido. No solo para esta fecha y no podíamos faltar en esta fecha sus nietas y sus dos hijas que quedamos aquí»; comentó la joven señora Virginia Olivares.
Todas las familias que visitaron en este Día de las Madres a quienes les dieron la vida, coinciden en que mientras perdure su recuerdo, siguen vivos en el amor y cariño que le demuestran. Su presencia es eterna y constante.
Eterno amor de madre
«Venimos a hablar con ella, para solicitarle un acompañamiento en esta vida. Sabemos que como Cristo resucitó, así van a resucitar todos los que están durmiendo. Siempre he sentido la presencia y el amor de mi madre»; concluyó el señor José Martín Cabezas.
Con flores, oraciones, lágrimas y hasta besos, estos hijos y nietos demuestran que el amor de una madre está más allá que la vida y la muerte. Es infinito y eterno, y vive en sus corazones hasta que den su último suspiro.