Por Gustavo Espinoza M.
Desconociendo la historia, pero negándose también tercamente a mirar la realidad, el diario “La República” despliega, en su edición de hoy, todos sus fuegos contra la Nicaragua sandinista. Le dedica, en efecto, el íntegro de su editorial, insertado en la página 8; y también el principal artículo editorial, suscrito por Ramiro Escobar, y que incluye en la página 9. Pero, además y por si esto fuera poco, dedica a la patria de Darío la primera nota de su página 17, dedicada a la información internacional.
Como si no fuera 6 de agosto, el diario de Camaná omite cualquier alusión al aniversario de Hiroshima, como si no quisiera malquistarse con su refulgente amiga, la SIP y sus ricos financistas
Estas tres notas, en el fondo, responden a un mismo patrón: a la campaña desatada por el gobierno de los Estados Unidos contra la Nicaragua sandinista, habida cuenta que el próximo 7 de noviembre habrán de celebrarse, en ese país, las elecciones presidenciales previstas para este año.
En realidad, la ofensiva que comentamos no es episódica, ni ocasional. Forma parte de una campaña mundial desplegada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos y que busca atizar sus fuegos contra lo que considera el nuevo “triángulo rojo” de América Latina, integrado por Cuba, Venezuela y Nicaragua. Lo mismo se publicará en Madrid, en Nueva York, en Sao Paulo, en Lima o en Santiago de Chile.
Para Washington, lo esencial es aislar a estos países, a fin que “no contaminen” a los que hoy se orientan hacia un nuevo derrotero alejado de la Casa Blanca, y empeñado en reivindicar para sus pueblos la independencia y la soberanía. Una manera cautelosa de salvaguardar intereses en función de lo que sucede ahora en México, Argentina, Bolivia y Perú; y ponerse a buen recaudo de lo que ocurrirá pronto en Chile, Brasil y Colombia.
En suma, no se trata de mirar lo que acontece en un país, sino de trazar una estrategia de orden continental destinada a salvaguardar los “bienes” del Imperio, al sur del río Bravo. Una pena, sin duda, que el diario fundado por Gustavo Mohme Llona –un ilustre combatiente- haya caído en ese lodazal que denigra las causas progresistas de nuestro continente.
En el editorial que comentamos, se habla de una “tiranía en Nicaragua” como no se habría hablado de ella si allí rigiera aún la estirpe sangrienta de los Somoza, que si fue realmente una tiranía, derribada por el pueblo de Nicaragua y su valiente liderazgo sandinista.
Le indigna al diario, que Daniel Ortega haya sido ungido Mandatario por la voluntad de su pueblo, primero en 1984 y que después de 17 años de lucha contra el neoliberalismo -entre 1990 y el 2007- haya recibido nuevamente la confianza ciudadana para reconstruir un país desolado y abatido por regímenes simiescos, pero también por políticas neoliberales como las que aquí combate y enfrenta el diario “La República”.
De ahí, precisamente resalta la contradicción. El diario que combate aquí, aquello que desea para Nicaragua: que “el modelo” neoliberal retorne en las andas de los viejos politiqueros de la burguesía local atados a la dominación norteamericana. A ellos los ayuda y los apoya allá, considerándolos la “oposición democrática”, como si no tuvieran que rendir cuentas por sus tropelías contra el pueblo de Nicaragua.
Los peruanos, por ejemplo, conocemos las acciones corrosivas y sediciosas que impulsan gentes como Beto Ortiz o Philips Butters en el canal Willax TV. Pensamos que sus acciones debieran ser sancionadas, y no gozar de impunidad. Pero si la justicia peruana obrara en tal sentido, la SIP y sus lacayos de estos lares, pondrían el grito en el cielo denunciando al gobierno peruano por “atentar contra la libertad de prensa”.
Si pues, en Nicaragua ocurre que los sosías de Ortiz y de Butters accionan sus medios con los mismos propósitos que aquí, para confundir a la ciudadanía y denigrar a las fuerzas progresistas, usando para este efecto –aquí y allá- los métodos más perversos y las mentiras más aviesas. Y usan “la libertad de prensa” y otras monsergas con idénticos fines.
De ese modo, si por ventura mañana se ordenara aquí la detención de Keiko Fujimori y sus cómplices habida cuenta de los procesos judiciales incoados y las pruebas de sus crímenes; la grita tendría el mismo sentido: el gobierno peruano “persigue a sus opositores”; ergo, es una dictadura. Pues bien, eso pasa en Nicaragua ¿Es difícil entenderlo?
Un Gobierno progresista, emergido de la voluntad ciudadana promueve cambios e impulsa transformaciones profundas que afectan los intereses de una oligarquía corrupta y anquilosada. Y ella acusa a ese gobierno tildándolo de “comunista”, de “chavista”, empeñado en transformar a su país en “otra Cuba” u “otra Venezuela”. ¿No han oído lo mismo por estos lares? Aquí, “La República” denuncia a estos embusteros, pero cuando se habla de Nicaragua, los ampara y los defiende. ¿Podría explicarse por qué?
En Nicaragua recién habrá de iniciarse el proceso electoral. Pero este tendrá lugar bajo las normas legales dictadas por ese país. No podrán aspirar a cargos de elección, personas comprometidas en crímenes contra el Estado o el pueblo. Tampoco, sentenciados por delitos referidos al narcotráfico y al terrorismo. Y eso es enteramente legítimo. Una disposición de ese tipo se enarbola aquí en ciertos casos, pero se elude cuando se trata de los personeros de la Mafia. Por eso Keiko pudo ser candidata, pese a tener acusación de la fiscalía y proceso abierto. A Keiko la defendió y amparó la Mafia, pero “La República” no lo hizo. ¿Escopeta de dos cañones?.
Mucho más podríamos decir, y diremos, en defensa de la Nicaragua sandinista, a despecho de los “izquierdistas” que por acomodo prefieren situarse bajo el paraguas de las “libertades” burguesas. Por de pronto, ¿“La República” aceptará insertar en sus páginas esta nota, practicando la libertad de prensa a la que alude?