Managua entera se desbordó como cada 7 de diciembre a recorrer las calles de cada barrio con el fin de celebrar La Purísima. Las filas que hacían las personas con el fin de cantarle a La Conchita solo es una parte de la devoción que tienen los feligreses católicos del país.
“Esto inició hace 32 años cuando mi hija se enfermó. Yo le pedí a la virgencita que la sanara y que cada 7 yo le entregaría esta promesa. Cómo no voy a estar agradecida con ese milagro, es mi deber de cumplirle y mi hija igual. Cuando yo ya no esté, ella seguirá con el festejo y así de generación en generación”; relataba Doña Rosa Argentina Salgado, habitante de la Colonia Nicarao, Managua.
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“Mi abuela empezó con esto desde que estábamos en la vieja Managua. Murió ella y la siguió mi mamá; hasta que hoy por hoy yo la estoy siguiendo porque así como yo recibo, yo le doy un poco a la gente”, dijo el señor Nicasio Argüello.
Los favores recibidos por parte de la Inmaculada Concepción de María son en gran parte el motivo para conmemorar esta gran fecha especial para la mayoría de nicaragüenses.
“Le hemos pedido por salud y por muchas cosas en las que nos ha ayudado en estos más de 14 años que lo llevamos celebrando. Así seguirá con mi descendencia que la seguirán heredando el día que yo fallezca para que continúen con esta celebración”; comentaba la señora Milagro Chávez, en Managua.
“Estoy aquí manteniendo el legado del tradicionalista siempre con el comité de la vela del barco de Lisímaco Chávez; siendo partícipe de estas festividades marianas y que mejor que disfrutar esto en familia. Es algo muy hermoso, muy bonito. Esto desde muy pequeño lo llevamos celebrando y aún seguimos sin mi padre, esperando que mis hijos, mis nietos y los hijos de mis nietos continúen con esta festividad”; expresó Reynaldo Chávez.
Esta festividad es una de las más esperadas por todos los nicaragüenses; llegándose a celebrar a nivel nacional como parte de la cultura religiosa que profesa el pueblo mariano.