El Volcán Masaya se mantiene con altas temperaturas desde el conducto secundario del cráter Santiago. Además, se registra una mayor salida de gases; esto proviene desde las fracturas en las paredes del interior del cráter y del conducto secundario.
Igualmente, se ha observado que nuevo material de derrumbe está cubriendo parcialmente el conducto principal.
Las señales sísmicas continúan, pero ojo, están disminuyendo en intensidad. ¿Qué significa esto? Pues que el reacomodamiento del material, acompañado de ruidos a lo interno del cráter debido a la colisión entre los fragmentos de roca, sigue su curso; pero parece que va perdiendo fuerza.
Vigilancia con el Volcán Masaya
Sin embargo, el restablecimiento de la desgasificación y la apertura paulatina del conducto pueden tardar días o semanas. Esto podría venir acompañado de pequeñas explosiones de gases y cenizas volcánicas, pero afortunadamente; no se espera que afecten a las poblaciones aledañas.
A como es habitual con los reportes del INETER; se indica que los volcanes Telica, San Cristóbal, Cerro Negro, Momotombo y Concepción se mantienen en relativa calma.
Antecedentes
El Volcán Masaya, uno de los gigantes de la naturaleza en Nicaragua, ha mantenido en vilo a científicos y habitantes por igual. Conocido también como «El Popogatepe» o «Boca del Infierno», su actividad volcánica ha sido motivo de interés y preocupación en los últimos tiempos.
Desde su última erupción en 2016, este coloso ha mostrado signos de actividad intermitente; despertando el interés tanto de la comunidad científica como del público en general.
Este reciente incremento en la actividad del Masaya se produce en un contexto regional donde la actividad volcánica es una constante. Nicaragua, ubicada en el llamado «Anillo de Fuego del Pacífico», cuenta con una serie de volcanes activos que forman parte del paisaje cotidiano de sus habitantes.