La milagrosa y adorada imagen de Santo Domingo de Guzmán, salió de la iglesia en la que morará por varios días para recorrer junto a sus devotos y promesantes los barrios orientales de Managua.
Los pobladores se revistieron de mucha fe y devoción para acompañar a su santo patrono; celebrando el onomástico de Minguito.
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Aquí la cultura popular se combina con la religiosidad para expresar el profundo agradecimiento por favores recibidos del santo que mueve la devoción de miles de capitalinos.
Devotos siguen cumpliendo las promesas a Santo Domingo en Managua
Johana Jarquín, continúa pagando la promesa de su madre hizo al milagroso santo para que este concediera una importante petición.
«Yo no podía caminar y gracias a Dios, caminé a los 4 años. Esta promesa la voy a seguir haciéndola hasta que el Señor y él me manden a traer»; expresó esta devota que hoy cumple 46 años acompañando a Santo Domingo en su recorrido.
«Yo tengo cuatro décadas de bailarle a Santo Domingo de Guzmán, tengo 43 años de bailarle a Domingo de Guzmán. Aquí le vengo a bailar con fe y devoción a mi Santo Domingo»; manifestó Orlando Zamora, vestido de cacique.
En el ambiente se percibe el fervor que es transmitido por creyentes que con mucho respeto se suman al recorrido que hace por un largo trayecto la diminuta imagen cargada por el comité tradicionalista.
«A la edad de 5 años me caí de un bus y quedé con problemas en la cabeza, año con año lo llego a traer y año con año, vengo a pagar mi promesa. Además, llevo mi réplica y a él te lo cargo también»; señaló Guillermo Zapata, quien durante 34 años ha cumplido promesa.
Marling Caldera, asegura que hasta el último día de vida seguirá con la devoción a Santo Domingo.
«Todo mi corazón, toda mi vida y aquí estamos para servirle mi familia y yo, siempre adelante por él. Mi hermana mayor anda conmigo, el resto está trabajando pero aquí está siempre lo llevamos en nuestro corazón».
Luego de recorrer los barrios que están inmersos en el Mercado Oriental retornarían a la morada temporal a la espera de la gran celebración del 10 de agosto, cuando los devotos acompañan al santo en su retorno a Las Sierritas.
