Sin más instrumentos que los dedos, pintura, un trozo de vidrio e imaginación, el pintor venezolano Manuel Gallardo; conocido como Tote, visita a Nicaragua como parte de su misión de «cambiar la indiferencia del mundo» a través de su arte.
El venezolano de 53 años, que ha viajado a distintos países con su arte callejero que denomina «la utopía de Tote»; imparte talleres de pintura en dos centros de atención a niños de la calle y con discapacidad de la ciudad de Granada (suroeste).
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Antes de llegar a Nicaragua Tote estuvo en México, Guatemala y El Salvador
Gallardo, quien se declara un «activista» y «humanista», ha viajado a África y a Asia con su arte con el que «trata de cambiar la indiferencia del mundo (…) aunque sea una utopía, pero siempre es un propósito (…) ahora estoy en Granada», considera.
«A estos chicos le hace falta la magia de los colores» dice Tote, mientras se sienta en el piso junto a un grupo de niños con discapacidad para enseñarles a crear paisajes usando sus dedos como pincel, pintura y un trozo de espejo como lienzo.
En su recorrido por distintos países, Tote cuenta que busca lugares donde están «los desahuciados de la indiferencia de la sociedad»; como llama a niños con discapacidad, enfermedades como el cáncer o menores en situación de calle.
«Cuando llego yo, se les ilumina el rostro de felicidad porque salen de su tragedia, de la que tengan, con los colores», comenta.
Tote en Camboya
En su trotar por el mundo, Tote cuenta que fue en Camboya donde tuvo conciencia de su misión.
«La tragedia de Camboya, no la he visto en otros países (…) ahí vi todas las tragedias humanas con los niños; víctimas de guerra, mutilados, huérfanos, niños con cáncer; todos los males estaban en ese país, ahí fue que me cambie», dice, sobre este país que fue golpeado por una guerra civil y genocidio 1967 y 1975).
La directora de la ONG Centro Integral Corazón Contento, Patricia Fernández; dijo a la AFP que la labor altruista de Gallardo «tiene resultados visibles» en los jóvenes, principalmente con problemas de autismo.
«Es increíble como ellos no tienen un lenguaje verbal pero utilizan esta técnica de Tote de pintar con el espejo para expresarse y comunicar emociones», añade.
Helen Vallecillo, una de las alumnas de un taller que ofrece la ONG Casa de la Botella -que atiende a niños de la calle-; valoró las enseñanzas de Tote como «una oportunidad de aprender algo», porque ella y otros amigos no pueden pagar una clase de pintura ni tienen los recursos suficientes para ello.
La directora de la Casa de la Botella, Yisa Mairena, valoró que la técnica de Tote de pintar con los dedos es buena para los niños porque; «mantienen su mente ocupada y pueden imaginar y hacer cosas muy bonitas en vidrio.